Recuperan patrimonio musical de Sudán a través de álbum

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Viajando por África para adentrarse en su música, Vik Sohonie se percató de que había una influencia común: Sudán, cuyas canciones todavía influyen sobre una generación en gran parte del continente.

Sohonie, el fundador de Osinato Records, un sello con sede en Nueva York dedicado a llevar música de países ignorados y en conflicto a un público más amplio, ha trabajado en la recuperación del patrimonio musical de Sudán a través de un nuevo álbum que llega cuando los principales artistas de la época dorada del país están desapareciendo.

“Two Niles to Sing a Melody”, que se lanza el 14 de septiembre, sigue el proyecto de Osinato sobre música somalí, “Sweet as Broken Dates”, que fue nominado este año a un Grammy al Mejor Álbum Histórico. A diferencia de la música etíope o incluso la somalí, que se empapó de las bandas de jazz de Estados Unidos, la música de Sudán es notable no por sus inspiraciones extranjeras sino por la falta de ellas.

El sonido sudanés, tal como se desarrolló en la capital Jartum en 1960 y 1970, fue impulsado por acordeones y violines exuberantes y precisos, arreglos de cuerdas que eran comunes en otras partes del mundo árabe, incluyendo el vecino Egipto.

“La música sudanesa parecía ser algo creado y producido orgánicamente. En vez de absorber una gran cantidad de influencias, difundió esas influencias en todo África, no solo musicalmente sino en términos de su estatura”, dijo Sohonie.

Quien más impactó fue Mohammed Wardi, el cantante más conocido de Sudán que unió la poesía clásica con la incipiente escena pop y desafío a una sucesión de hombres fuertes de la política. Un comunista, Wardi fue encarcelado y luego huyó al exilio en El Cairo y Los Ángeles. Regresó a su hogar antes de morir en 2012, a la edad de 80 años.

Para Sohonie, Wardi fue una figura histórica que se asemeja a la activista de Nigeria Fela Kuti, aunque Wardi, aunque reúne multitudes en África, sigue siendo mucho menos conocido en el exterior.

Dos de las canciones de Wardi aparecen en el álbum de 16 canciones. Otros de los artistas invitados incluyen a Saied Khalifa, que tenía raíces en la tradición mística sufí del islam y era un cantante sudanés que tenía formación musical, y Khojali Osman, cuyas nostálgicas canciones le ganaron seguidores en todo el mundo árabe.

Enfocado en la capital 

Pocos observadores casuales fuera de África probablemente piensen primero en música al pensar en Sudán.

El gobernante militar Gaafar Nimeiry comenzó en 1983 a imponer una versión estricta de la ley islámica de la sharia. En la década de 1990, en los primeros días de mandato del actual presidente de Sudán, Omar al Bashir, el gobierno restringió las emisoras de la mayoría de la música que no glorificara el islam o las campañas militares.

Mientras Sudán permanece marcado por múltiples conflictos, “Two Niles to Sing a Melody” se enfoca en la música de Jartum, una decisión que Sohonie tomó de mala gana.

Los intentos de Sohonie de obtener acceso a los archivos de la Radio Nacional de Sudán fueron rechazados. El edificio está custodiado por los servicios de seguridad nacional, lo que Sohonie comparó con que la CIA estuviera estacionada fuera del museo Smithsonian en Washington.

En cambio, “Two Niles to Sing a Melody” se basa en cintas de cassette recuperadas en países cercanos incluyendo Yibuti, Egipto, Etiopía y la zona separatista de Somalilandia, en el norte de Somalia, lo que demuestra la influencia regional de la escena musical de Jartum.

“A riesgo de promocionar una cultura que ha sido acusada de imponerse sobre los otros, simplemente pensé que se trataba de leyendas que necesitaban estar a la misma altura que los otros grandes músicos africanos que han tenido un gran impacto en el continente”, dijo Sohonie.

Flexibilización de restricciones 

Con la disminución gradual de las restricciones sociales en Sudán, muchos de los principales cantantes de 1970 han regresado a Jartum y disfrutan de una comodidad relativa como intérpretes en bodas.

Pero incluso con el aumento de músicos más jóvenes en Sudán, Sohonie dijo que el gran momento había pasado definitivamente.

“Lo que realmente me inspiró fue aprender tanto sobre alguien como Mohammed Wardi, y lo que significó para las personas”, dijo.

“¿Cómo es que su historia no ha sido contada? Antes de que los recuerdos de esa generación mueran, es realmente importante enfocarse en esa era”.

Fuente: La Jornada