Perteneciente a la llamada Generación del Medio Siglo y una de las más destacadas autoras mexicanas de cuento fantástico del siglo XX, Amparo Dávila fue homenajeada por la 38 Feria Internacional del Libro de Oaxaca (FILO), mediante una charla donde Luis Jorge Boone, Liliana Blum y Bernardo Esquinca compartieron con el público su conocimiento de la obra de esta escritora.
Para abrir la charla los escritores recordaron sus primeros acercamientos a los textos de Dávila, nacida en Pinos, Zacatecas en 1928. Blum apuntó que su acercamiento a los textos de la autora fue en la infancia, y que al releer ya de adulta su trabajo, pudo identificar aspectos hasta entonces desapercibidos como la presencia femenina a través de diversos personajes y situaciones.
“A pesar de los sobrenatural, está el tema del día a día, el miedo a la muerte, a la decadencia”, dijo Blum sobre la presencia de miedo y el misterio en la obra de Dávila aún en situaciones cotidianas.
Esquinca dijo que antes de leer a Dávila, en su infancia, había conocido la obra de Poe, y asumió los cuentos de la zacatecana como una continuación del primero, debido a la similitud de las atmósferas y las situaciones. Agregó que la maestría de la homenajeada hace que su trabajo no caduque y se mantenga siempre vigente.
“Leer a Amparo siempre es una experiencia nueva como lo es con todos los clásicos”, coincidió Boone. Refirió que aunque las historias de la autora no están atadas a una temporalidad o lugar específicos, los imagina en una Ciudad de México muy antigua “que se estaba inventando y en que se podía vivir de muchas maneras”.
Blum señaló algunos aspectos recurrentes en el trabajo de Dávila, como situaciones de mujeres que viajan del campo a la gran ciudad y cambian, o que regresan cambiadas a sus lugares de origen. Asimismo, ideas novedosas para su tiempo como que “la familia puede ser una carga, una cárcel o tu peor enemigo sin darte cuenta”.
Esquinca elogió la capacidad de la escritora para contar una historia sin revelar el misterio detrás de ella. “Un misterio revelado cancela la imaginación”, dijo. Sobre esto mismo Boone destacó que la misma personalidad de Dávila tiene algo de misterio, pues siempre se ha mantenido alejada de los reflectores y prefiere estar en casa.
Datos como su amistad con Julio Cortázar, la excepcionalidad de sus cuentos fantásticos en una época donde en México se hacía literatura más realista, entre otros, se escucharon en la charla que cerró el quinto día de la 38 FILO.
Amparo Dávila publicó Tiempo destrozado en 1959, y en 1964 Música concreta. Obtuvo una beca del Centro Mexicano de Escritores en 1966 y su siguiente obra, Árboles petrificados le valió el premio Xavier Villaurrutia 1977.
Por la importancia de Amparo Dávila para las letras mexicanas, la escritora mereció en 1975 la Medalla Bellas Artes y, en 2015, se instituyó el Premio Nacional de Cuento Fantástico Amparo Dávila.
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