Por Moisés MOLINA
¿Y la Constitución de Oaxaca?
Es un fenómeno común en las escuelas de Derecho en México, un olímpico vacío al constitucionalismo local.
Invariablemente, cuando se enseña el Derecho Constitucional, se hace con la Constitución mexicana en la mano (si bien nos va).
Pero se deja de lado el hecho de que en México tenemos 33 constituciones: la federal y 32 constituciones locales correspondientes a cada una de las entidades federativas y la Ciudad de México.
Si no se abren las Constituciones de los estados en las escuelas, mucho menos fuera de ellas.
Esto es grave en términos de normalidad política y democrática, por que se supone que todo cuanto existe en México -en términos de política y gobierno- deriva de lo que está escrito en la Constitución.
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Pero además todo cuanto existe en cada uno de los estados deriva de sus propias constituciones locales siempre y cuando no contravengan la constitución federal.
El menosprecio (o desprecio) de las constituciones locales dice mucho de quienes somos y qué clase de vida pública tenemos.
Porque en el fondo de la discusión está la primera de las instituciones que nació con el México independiente: el federalismo.
Sin el respeto y la consideración debida a las constituciones locales, el federalismo se queda solo en retórica vacía.
La realidad es que México se parece más a una república central que a una federal, por la sencilla razón de que las decisiones más importantes se toman desde el centro.
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Y a partir de 1917 la federación empezó desde la Constitución federal a engullir a los estados “libres y soberanos” quitándoles facultades que eran competencia exclusiva de estos.
Hoy, se las seguimos quitando.
El verdadero problema es que no pasa nada.
Y no pasará mientras en las escuelas de Derecho no se brinde un espacio de dignidad – y hasta de privilegio- al constitucionalismo local, y mientras no haya gente discutiendo, investigando, escribiendo y difundiendo la razón de ser del federalismo y lo que implica que México sea una República Federal.
No es cierto que las constituciones locales sean una copia al carbón de la federal.
Si ni me cree, comience usted a leer la Constitución de su estado. Se va a sorprender.





































