Aloja Bellas Artes obras excepcionales que reflejan el alma ibérica

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▲ Actores representan a personajes de las pinturas para acompañar la experiencia del espectador, como en las que se muestran: El costeño y La duquesa de Alba.

Un muchacho de piel canela mira al público que se arremolina frente al óleo El costeño, pintado en 1843 por José Agustín Arrieta. Lleva ropa similar a la que luce el niño del cuadro. Con acento jarocho, el joven se disculpa por no traer en las manos la cesta de fruta que luce en la pintura, y bromea: los policías de aquí no me dejaron entrar con ella.

La experiencia forma parte del recorrido por la exposición Tesoros de la Sociedad Hispánica de América, que este viernes abrió sus puertas al público en el Museo del Palacio de Bellas Artes para mostrar, por primera vez en el país, piezas de la colección de arte español más relevante fuera de España: cuadros de Velázquez, El Greco, Murillo; hermosos y raros manuscritos medievales, documentos y cartas del siglo XI al XX, así como azulejos y cerámica morisca.

Es el alma hispánica plasmada en más de 4 mil años de arte en territorios de lo que hoy es España, desde la España antigua (con piezas que datan de 2400 a 1900 aC), del periodo medieval, la época virreinal, hasta obras del siglo XX, de autores como Joaquín Sorolla e Ignacio Zuloaga.

El joven costeño que sorprenderá a los visitantes es uno de los actores que personificarán a algunas de las figuras emblemáticas del arte español, para interactuar con el público. Por ahí aparecerá también la mismísima duquesa de Alba, retratada entre 1796 y 1797 por Francisco de Goya y Lucientes, o la niña anónima que se presume fue nieta del artista, a la que inmortalizó en un cuadro que nunca salió de su estudio hasta su muerte y quizás uno que otro general del siglo XVII.

Se espera que la exposición reciba, al menos, medio millón de visitantes de aquí al 23 de septiembre, cuando concluirá.

La colección fue iniciada por Archer Milton Huntington (1870-1955), neoyorquino apasionado del arte hispano, quien fundó la Sociedad Hispánica de América (HSA, por sus siglas en inglés), para preservar su legado.

Cuando era niño, a los 12 años, conmovido tras su visita a la National Gallery de Londres, Archer escribió en su diario: Estuve leyendo el catálogo hasta que no veía nada y luego me fui a la cama. No creo que haya una cosa tan espléndida como un museo. Me gustaría vivir en uno.

A los 19 años viajó a México y fue en el Castillo de Chapultepec donde tomó la decisión de crear un museo español, sueño que se volvió realidad en 1904.

Joyas sobresalientes

Entre las joyas que posee la HSA está la cuarta mapoteca más relevante del mundo, de la que se exhibe en el Palacio de Bellas Artes un mapamundi de Juan Vespucio, sobrino de Américo Vespucio. También hay incunables, como el libro de horas negro de María de Castilla, del siglo XV, que según cuenta la historia fue adquirido en una librería londinense por el coleccionista en unas 45 libras, y del que sólo existen unos cinco en el mundo.

Varias piezas de este acervo nunca se habían exhibido fuera de España o eran desconocidas, como los bustos relicarios de las santas Marta y Magdalena, de Juan de Juni, y Destinos del hombre, serie de esculturas de madera policromada, de Manuel Chili, conocido como Capiscara, y el recién identificado Mapa de Tequaltiche, que se creía perdido.

Sobresalen también las cartas ejecutorias que se obtenían tras largos y costosos litigios, las cuales daban fe de la hidalguía del solicitante, para confirmar su rango social y eximirlo de ciertos pagos y obligaciones, son manuscritos bellamente iluminados.

Todas las actividades que se realizarán para acompañar la exposición Tesoros de la Sociedad Hispánica de América se pueden consultar en la redes sociales del museo, así como en el sitio: museopalaciodebellasartes.gob.mx/

Fuente: La Jornada