Vecinos del poblado de Nexquipayac, del municipio de San Salvador Atenco, una de las comunidades afectadas por la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) y en donde los ejidatarios tuvieron que enajenar más de 300 hectáreas para la edificación de la terminal área y su infraestructura, por presiones gubernamentales, descalificaron las encuestas que ha difundido el Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México (GACM) donde aseguran que más del 70 por ciento de la población aledaña está de acuerdo con que se concluya la obra.

Los vecinos señalaron que las empresas que trabajan para el GACM mantienen una campaña en localidades de los municipios afectados por la construcción del NAICM, con encuestas “amañadas y dirigidas” que sólo buscan inducir a los vecinos a contestar que están a favor del aeropuerto. Es “un traje a la medida que busca legitimar la terminal aérea”.

Jazmín Cuevas Pineda, una de las encuestadas y vecinas de Nexquipayac, explicó que las entrevistas que aplican se caracterizan por el sesgo de las preguntas, cuya estructura carece de opciones de respuesta para expresar el descontento respecto a la construcción del aeropuerto.

“En varias preguntas se da por hecho que existen ‘beneficios’ por la instalación de la terminal aérea, en un esfuerzo por conocer exclusivamente si el entrevistado estaba enterado o no de ellos”.

En consecuencia, indica, “el instrumento omitió un ejercicio de control de sesgo ideológico, lo que haría imposible garantizar la imparcialidad del estudio. Entonces, el Plan no es un trabajo con rigor técnico y científico; se trata, más bien, de un intento para la fabricación de un ‘traje a la medida’ que legitime al NAICM. No es para menos, pues, como se lee en los términos de referencia del Plan Maestro Social, parte de su objetivo central es obtener la licencia social que permita al Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México operar bajo condiciones favorables”, dijo.

Los vecinos y campesinos afirmaron que estas “encuestas” sesgadas se difunden con mayor celeridad previo a la encuesta que realizará, el próximo mes de octubre, el gobierno federal con el fin de decir a la opinión pública que los vecinos y afectados de la zona estamos de acuerdo con la obra, lo que no es así, porque en las comunidades la mayor parte de la población no quiere el NAICM por el daño que ha causado y el despojo de tierras que se ha registrado.

Recordaron que también hace dos años se desplegaron grupos de jóvenes contratados por el GAICM a realizar este tipo de encuestas “dirigidas”, derivado, según la página web del NAICM de los convenios y contratos del Plan Maestro Social es producto de una licitación adjudicada al Centro de Estudios e Investigación en Desarrollo y Asistencia Social, A.C. (Ceidas, A.C.) con un monto de 68 millones 308 mil 403.80 pesos. A su vez, Ceidas, A.C. firmó convenios de colaboración con Universidades Públicas del Estado de México.

Abundaron que en las entrevistas que hacían también solo versaban sobre los supuestos “beneficios” del aeropuerto y no aplicaban preguntas incluso si estaba uno o no de acuerdo con la obra.

“Vale la pena recordar que nunca ha habido consenso en torno al NAICM. En 2001, cuando Vicente Fox impulsó su construcción, se había buscado la aprobación de alguna institución. Así, la UNAM fue contratada mediante el Programa Universitario de Medio Ambiente (PUMA). El resultado le fue adverso: “Se recomienda reconsiderar este sitio como opción para el nuevo aeropuerto”. Sin embargo, dicho personaje se empecinó, con los resultados que todos conocemos.

“Ahora Enrique Peña Nieto retoma el tema y dice que el NAICM goza, ahora sí, de aprobación entre los habitantes de la región en la que éste se construye (aunque no se ponen de acuerdo en el tamaño de ésta; porque algunos funcionarios del GACM dicen que es de 70 por ciento y otros de un 75 por ciento). Se trata sólo de un traje a la medida y de una mentira más porque en las comunidades aledañas desde hace 17 años hemos dicho “No al aeropuerto” por el despojo de tierras y las afectaciones y daños que están provocando”.

Fuente: La Jornada