FILO Jóvenes, el ánimo a leer y escribir

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Son las once de la mañana y al classroom de zoom poco a poco van entrando las y los jóvenes de secundaria que participan en Cuentos que caben en la palma de la mano: cómo escribir minificciones, coordinado por Loepoldo Orozco como parte del Programa FILO Chamacos, de la 41 Feria Internacional del Libro de Oaxaca (FILO).

Y es que, aunque pareciera que la pandemia va acabando, aún es necesario cuidarnos y este año la FILO a la par de algunas actividades presenciales, continuó con las virtuales. Así, las y los chicos de 12 a 15 años nuevamente se conectan para estar en contacto entre ellos y con sus profesores, en una práctica ya normalizada para ellos desde hace más de un año.

Esta es la tercera sesión del taller y luego de haber diferenciado en las dos primeras lo que es y no una minificción, las y los chicos se alistan para observar algunos ejemplos antes de escribir las propias. El primero es de Ana María Shua:

Mi hija usa la misma palabra para llamar a los pies, a los pájaros y a los ombligos. Esto es un pie, hija mía, y no un pájaro, la corrijo con severidad, tomando entre mis manos uno de sus piececitos tibios palpitantes, alados y cubiertos de plumas.

“Sus pies son pájaros”, “sus pies están disfrazados de pájaros”, “su hija es un pájaro”, comentan los chicos y chicas ante la pregunta del coordinador de qué les pareció. Él mismo los ayuda a identificar algunos elementos característicos de este género literario.

“Vamos a leer como escritores. Cuando los escritores leen, lo hacen como si estuvieran saqueando”, dice el coordinador antes de pasar al siguiente ejemplo, ya con miras que las y los alumnos obtengan los elementos para escribir sus propios textos, para un concurso que se hará al finalizar todas las sesiones.

La niña solo tenía cuatro años. Sus recuerdos, probablemente, ya se habían desvanecido, y su madre, para concienciarle del cambio que las esperaría, la llevó a la cerca de alambre de espino; desde allí, de lejos, le enseñó el tren.– ¿No estás contenta? Ese tren nos llevará a casa.– Y entonces ¿qué pasará?
– Entonces ya estaremos en casa.
– ¿Qué significa estar en casa? -preguntó la niña.– El lugar donde vivíamos antes.– ¿Y qué hay allí?– ¿Te acuerdas todavía de tu osito? Quizás encontremos también tus muñecas.– Mamá, ¿en casa también hay centinelas?
– No, allí no hay.
– Entonces, de allá ¿se podrá escapar?
De este cuento de István Örkény, las y los chocos deducen, sin que el texto lo diga, que se trata de personas en un campo de concentración nazi. “Esto es lo que se hace al escribir minificción, usa cosas que ustedes ya saben para rellenar los huecos en la historia. Ustedes completan la historia en sus mentes”, completa Leopoldo.

Casi para finalizar la sesión, se leen algunos trabajos de las y los alumnos. Antonio, uno de los chicos toma la palabra al último y sorprende con su trabajo:

Enterré a mis dos esposas. A la segunda la enterré después de muerta.

Muchas de las actividades y talleres de la FILO, sobre todo aquellas dirigidas a las infancias y juventudes, tienen no sólo como objetivo animarles a leer, sino también a escribir. Tal vez este empujón les haga saber que la literatura, los libros, narrar y narrarse no es un privilegio alcanzable sólo para unos pocos, sino que basta una idea para dar el salto a, tal vez, ser el próximo o próxima protagonista de una Feria del Libro.

“Si ustedes escriben poemas en su cuaderno o fanfics en Wattpad, ya son escritores”, les anima Leopoldo. Al final de la sesión, se promete que en la siguiente se leerán los trabajos de las y los alumnos, pues eran tantos que el tiempo no dio para escucharlos todos.