Dentro de su programación, la 41 Feria Internacional del Libro de Oaxaca (FILO) tiene un lugar muy especial para bebés, niñas y niños pequeños que empiezan a tener acercamientos con las palabras y las historias: la Bebeteca FILO.
Esta programación busca generar encuentros con las y los más chicos y sus familias; dejar en sus cuidadores y cuidadoras la espinita de la crianza afectiva, la posibilidad de rehabitar sus espacios y el deseo de continuar apapachándose entre juegos, libros y lecturas al interior de sus hogares.
De luna y regazo, taller de arrullos para padres y cuidadores (hombres) es una de las actividades virtuales que se ofreció como parte de la Bebeteca FILO. Tuvo varias razones para estar dirigido a hombres, pero una de las más importantes fue involucrarlos en la crianza y cuidados de las y los más pequeños, tarea que ha sido relegada históricamente a las mujeres y que, con el tiempo, ha ido cambiando para hacer de esta labor un trabajo compartido sin importar sexo o género.
En palabras de Xochitl Ortiz, coordinadora de la Bebeteca FILO, “este taller está diseñado como espacio de reflexión para papás y cuidadores hombres, ya que a partir de esta vivencia lúdica y gozosa los participantes podrán reflexionar sobre la crianza y los cuidados y cómo relacionarse afectivamente con las niñas y niños desde sus propia experiencia y condición”.
“Es importante que los hombres de la familia se involucren en la crianza, ya que la crianza y los cuidados nos competen a todos de forma personal, social y global”, continuó la experta en fomento de la lectura en la primera infancia, ya que la formación y desarrollo de las y los niños es una responsabilidad de sus mayores.
En este taller, mediante diversas dinámicas, se trabajó con padres y cuidadores “para reflexionar sobre cómo evadimos o asumimos esta responsabilidad, y cómo desde el papel de los cuidadores hombres la construcción social los ha hecho relacionarse con las infancias o no. Este taller busca que se involucren para repensar su papel como cuidadores”.
Se retomó especialmente el papel de las nanas, los cuentos y el susurro como actos comunicativos innatos entre los padres y los niños en sus primeras etapas de vida, ya que tienen una importante carga afectiva que ayuda a acercar a niñas y niños al mundo que los acoge y les da la bienvenida. Al finalizar los papás se llevaron un repertorio de juegos y canciones de crianza.
En estos tiempos en que se reflexiona sobre las nuevas masculinidades y paternidades, la actividad buscó que los participantes se fueran a casa con el deseo de involucrarse de manera más activa en la crianza colectiva desde el afecto. “Las niñas y niños necesitan de adultos que estén ahí para ellas y ellos”, concluyó Ortiz.