lunes, abril 28, 2025
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Esos, otros, estos años

 

Una réplica de la vida,

si la vida estuviera hecha solo de palabras.

Ricardo Piglia, La ciudad ausente.

I 

De la vida recordamos momentos. Apenas eso. Momentos. Lo recordé así, al paso, sin buscarlo y recordando mal, incompleta, parcial, inexacta acaso, la cita que meses atrás había releído en El oficio de vivir, la obra nodal de Cesare Pavese, intelectual notable y poeta infelizmente melancólico que pensando en Constance Dowling se suicidó con una sobredosis de somníferos: Vendrá la muerte y tendrá tus ojos/esta muerte que nos acompaña/desde el alba a la noche, insomne,/sorda, como un viejo remordimiento/o un absurdo defecto. Recordé entonces que recordaba el poema pero la cita que creía recordar se me escapaba, o la sentía incompleta, o la recordaba mal, o era inexacta.

Ese día comía solo. Lo había hecho así, solo, los últimos diez o doce años en el mismo comedor del mismo bar en el décimo piso de la misma torre a la que se accedía desde el vestíbulo de la plaza comercial en el elevador panorámico que al ascender empequeñecía a los habitantes temporales de la plaza, versión moderna del Ágora que devenía impersonal en su mundo de corredores y escaparates como una suerte de fuego nuevo, pebetero convocante de una tribu siempre igual a sí misma en sus hábitos, sus vicios, sus tragedias, sus pretensiones consumistas, sus patéticas vidas.

El elevador me dejó a pocos pasos de las puertas giratorias que conducían al Miralto y su restaurante, su bar, su casino. Busqué, como siempre, una mesa ubicada a la izquierda de la entrada principal, pegada al ventanal; una mesa alejada de la puerta que llevaba al bar o al casino contiguo. Me senté en la silla de respaldo tejido y descansabrazos de madera siempre relucientes como si por las noches un ebanista invisible invirtiera todo el tiempo de la noche para abrillantar cada descansabrazos.

No necesité ver la carta ni el menú del día para ordenarle al camarero una crema Pardaillan, una carne a tres-cuartos y media jarra de vino de la casa. Fue entonces que recordé, mal pero eficazmente la cita de Pavese… Recordamos momentos dije para mí, perdiéndome en la observación del agua corriendo mansa hacia la boca del río y de ahí al mar bajo un cielo que al paso de las horas pasaba de celeste a gris mientras una calima incipiente tres horas antes se dibujaba de prisa sobre el horizonte.

Recordaba en paralelo los momentos del día anterior –los que podía recordar— y los de otro tiempo ya vivido. Ayer, todo había sucedido muy rápido y el pasado se había ralentizado. No pude evitar entonces ni ahora, aunque hubiera podido, el cruce con Andrea y su madre en el pasillo del supermercado; tampoco su saludo ni la plática forzosa, inesperada, inútil si se quiere, útil si se busca saber. ¿Saber qué? ¿Saber…para qué?

¿Qué dije de mí? Lo obvio. Que sí, que seguía, escribiendo, que sí, que de fútbol; si también un par de novelas; que sí, que aun daba clases, de literatura  sí, ¿de qué más?; que vivía solo, que sí, que en el extremo sur de la ciudad, que ese supermercado vendía la leche que me gustaba tomar y las frutas que me gustaba tener a mano, que sí, que me quedaba al paso del periódico y de la universidad, que sí, que sí, que sí…

Cuando se hizo el silencio, forma liminar de las despedidas, pregunté por Amalia. ¿Mi hermana? Sí, claro. ¿Por quién pregunta? Por Amalia, tu hija, mi hermana. ¿La conoce? Dije que sí. Andrea también dijo que si, que yo la conocía. Está bien, dijo… Se casó y se divorció. ¿Y usted? ¿Se casó? Dije que sí. ¿También se divorció? También, dije. Llámela, le gustará saber de usted. Me despedí de ambas. Había visto a Amalia quince años antes y sabía, quince años después, como supe quince antes, que nada teníamos para decirnos. Me pregunté si alguna vez habíamos tenido algo para decirnos, si alguna vez tuvimos realmente algo que decirnos y tiempo para hacerlo.

En ese momento yo trabajaba en el primer borrador de lo que pretendía fuera una biografía de Borges y de entre los datos que guardaba en un fichero y en los archiveros de mi cubículo en la Universidad tenía una copia parcial de su expediente médico. De la parte del expediente que hablaba de lo que para abreviar solía llamarse la ceguera de Borges y me interesaba saber cómo podía explicarse con simpleza pero con rigor clínico, científico, esa ceguera. Sabía, sin embargo, que era un dato del que podía prescindir como muchos de sus biógrafos, más interesados en el contexto de su literatura. Yo no era la excepción.

El camarero trajo la crema y la media jarra de vino. No dejé que lo sirviera, lo hice yo mismo. Muchos años antes, tantos que a veces pienso que ha sido mejor perder la cuenta,  mientras tomaba el primer cortado del día, revisaba el diario. Caí en la sección de Ciencia y caí también en esa otredad que era Amalia Branco, elegida días atrás como dirigente nacional del colegio de oftalmólogos.

En el último párrafo el reportero detallaba su currículum hasta volverlo una forma solemne de legitimación: Estudios en la escuela local de medicina. Especialización en la capital del país, una residencia postdoctoral en Madrid y otra en Nueva York. Integrante de varias colegiaciones de oftalmólogos en varias partes del continente y un largo andamiaje de reconocimientos, publicaciones, conferencias. Sarcástico, esperé que del diario brotara una andanada de aplausos.

Recorté la publicación. La metí dentro del libro que un par de días antes había recogido en la librería Magallanes en la antesala de la estación del subterráneo y seguí revisando el artículo que sobre Borges había prometido entregar al suplemento del mismo diario que hablaba de Amalia. Mientras lo revisaba disfruté de la exuberancia de un segundo cortado exultante en su aroma, grato al paladar. Recordé, luego de guardar el artículo en el libro que la única forma de legitimación, a la que yo quería aspirar entonces y ahora era a la de escritor.

Tres días después volví a la nota del diario que hablaba sobre Amalia. Busqué su número de teléfono y la dirección de su consultorio en la guía comercial. Lo encontré. Lo subrayé con tinta azul y metí una tarjeta en la guía para no perderlo.

Dos horas después disqué el número desde mi cubículo en la universidad. Una recepcionista que supuse eficiente pidió mi nombre y un número de teléfono antes de darme la cita. Será el próximo lunes a las 19 horas, me dijo la voz, profesional en sus modos, al otro lado de la línea. Era jueves. Que me recibiera el lunes no importaba. Regresé al documento en que trabajaba. Largué los tres párrafos finales de un golpe. Noté o quise notar un aire nostálgico en el último enunciado. Escribí: “Penetremos con Borges en el secreto corazón del sur y reconozcamos junto al poeta ese ‘recuerdo imposible de haber muerto/peleando en una esquina del suburbio’”.

Puse punto final al documento y estiré los brazos; me troné los dedos y prendí un cigarrillo. En el reproductor de discos compactos al fondo de la torre norte de cubículos alguien hizo sonar un disco. Escuché la voz de Frank Sinatra: Fly me to the moon and/Let me play among the stars/Let me see what spring is like/On Jupiter and Mars/In other words, hold my hand… No pude evitar pensar en Amalia. En el breve momento donde conocí la suavidad de su talle envuelto en el vestido en azul imperial que tan bien le sentó siempre; en el aroma de jazmín que en su cuello dejaba el perfume. En la caída rotunda de su inigualable cascada punzó sobre la espalda… In other words, hold my hand…

II

Cuando deje de ver a Amalia Branco ella tenía 17 años. Yo también. Entre esa noche, rubricada por la voz de Frank Sinatra y los años siguientes pasaron muchas cosas; los momentos centrales han vuelto ahora envueltos en la calima que se dibuja cada vez más densa sobre el horizonte.

Con la copa de vino en la mano pensé en ese alud de momentos en la memoria del tiempo, nimbados por el paso de los años. Concedo poca justicia a estas horas de la tarde si pienso que como yo, pero a su modo Amalia hizo su vida, la vida. La vida, que no es más que un ensayo para la muerte.

Se casó mientras yo convalecía de una cuádruple fractura que me alejó para siempre del fútbol y amenazó con dejarme uncido a una silla de ruedas. Una rehabilitación precisa me alejó de esa silla para llevarme a la práctica de un oficio que no es para cínicos tal y como un día y otro nos enseñaría Kapuscinski en un par de conferencias memorables.

Me inscribí en la escuela de periodismo, tarde ya, cercano a los treinta, y cubrí con suficiencia los créditos de la misma; al mismo tiempo descubrí una vocación lectora que desconocía. Un año antes de terminar la escuela  me volví “hueso” en Balón. A los tres meses punteaba cables, cubría los descansos de los editores y asistía a Jusalmo con la corrección de estilo y las revisiones de los titulares de portada e interiores antes de que se fueran a prensa. Antes de salir de la escuela me asignaron la cobertura de ligas barriales en campos pelones, potreros sucios, malolientes, bosta de vaca en el medio campo.

Fue en uno de esos potreros de mala muerte donde me topé  con el técnico que más estrepitosamente había fracasado con una selección nacional, la nuestra, y me contó sin prisa su versión del fracaso: “ensayamos tanto y tan bien que el día del debut ante Túnez se nos olvidaron los parlamentos”, dijo. Supe entonces, sentado sobre una pelota, que había ganado un sitio permanente en Balón.

Días después, ya con la entrevista publicada me promovieron como responsable de la cobertura del equipo local, un cuadro proclive al sufrimiento y la derrota en cada torneo y al que hacerle una crónica como las que se acostumbraban en Balón costaba mucho trabajo y solía terminar en un elogio inevitable de los dones del adversario.

A finales de los años ochenta ya me había consolidado en el diario. No podía quejarme. En 1986 gané el siempre polémico premio nacional de periodismo no por la crónica de la mano de Dios ni por el sembradío de ingleses que en la cancha del Estadio Azteca dejaba la cadera casi redonda de Maradona, sus tobillos hinchados o su pequeña zurda prodigiosa. Gané el premio por haber hecho la crónica de la honda soledad de Jorge Valdano agitando los brazos mientras Maradona quiebra rivales a diestra y siniestra y Valdano, siempre Valdano, fuera del ángulo de visión del 10, espera en la más beligerante oquedad el pase que nunca llega, cortando así, de tajo, todas las posibilidades de un futuro inmediato. ¿Qué hubiera pasado si…?

Anestesiado por el premio de ese año y el posterior éxito de mis crónicas sobre el mundial de Italia y el par de novelas breves que publiqué en esos mismos años, firmé el acta matrimonial que cuatro años después, a mi vuelta del mundial de 1994 en Estados Unidos, canjeé por una de divorcio, pasaporte visado hacia el futuro que ha traído hasta aquí esta calima cada vez más densa.

Amalia se hizo oftalmóloga a despecho de los ranchos de su padre y los deseos del hotentote voraz con el que se casó viendo en ella su seguridad futura. Se divorciaron sin más ruido que el de las biromes deslizándose en el convenio de divorcio y las escrituras que, gananciales bastardos de la ambición, Amalia firmó para largarlo en definitiva de su vida.

De modo que ese es el resumen de estos años, dijo Amalia, mientras el lunes de nuestra cita médica corría lento bajo la quietud de la noche en su consultorio. Ese es el resumen, sí, dije. Nunca supe de tu fractura. Yo era residente en ese hospital pero no supe de tu ingreso, ni de tu estadía, las operaciones o tu rehabilitación, de nada supe. Le pregunté  si saber de mí en ese momento hubiera hecho caer los dados de otra manera. No lo sé, dijo. ¿Tu qué crees? No lo sé, dije también. Y era verdad. No lo sabía. Tantos años después solo quedaba jugar a las posibilidades. En todo caso, ignoramos la oquedad del otro. Los dos, pensé pero no lo dije, fuimos Valdano.

Nos despedimos y quedamos en una cita para mediados de la siguiente semana. La recepcionista tomó nota de la instrucción de Amalia a través del intercomunicador. Su cara redonda, profesional, sonrió beatífica cuando al salir me confirmó la hora y el día que había anotado en la agenda marrón. A un lado de la agenda vi que tenía un ejemplar de Rayuela. Otra que lo sobrevalora, pensé.

Salí del consultorio a la quietud de la calle ese lunes caluroso, húmedo, extraño. Un verso de Pacheco me golpeó de lleno: A lo mejor no hubo esa tarde./Quizá todo fue autoengaño./La gran pasión/sólo existió en tu deseo.

Anduve tres cuadras con Memoria golpeándome hasta que me adentré en la boca del pasillo que llevaba al subterráneo y descendí a las entrañas de la ciudad y tuve, como siempre, la sensación de ser devorado por la multitud que poblaba las entrañas del monstruo y sus tubos de neón, sus escaparates pringosos, sus pizarras electrónicas; los gritos de los vendedores, las parejas que se encontraban para seguir juntos la marcha o se despedían ahí en ese andén.

El tren azul se detuvo puntual en el andén a las 21.30 de esa noche. Luego de cinco estaciones bajé del vagón en la plaza de La Valenciana. Escapé de la ballena, pensé.

Caminé hacia la calle para llenarme de los ruidos de la urbe, compré cigarrillos en un quiosco, pasé a bolearme los zapatos en la silla de Fito, último heredero entonces de una antigua estirpe de betuneros.

El reloj de la catedral marcaba las 22.25. A las once, de la noche Tito Riquelme iniciaba su presentación en El Yate. Cuando por fin entré al cabaret Tito iniciaba la noche, como lo haría el resto de esa breve temporada, cantando Pasional. Me senté a contraluz del escenario justo cuando Tito fraseaba, elegante y dueño de toda la atmósfera de luz diluida y humo, la segunda estrofa: Estás clavada en mí… te siento en el latir/abrasador de mis sienes./Te adoro cuando estás… y te amo mucho más/cuando estás lejos de mí.

 Le pedí una ginebra al mesero. Tito aun cantaba interpretando con soberbia precisión el fraseo final: Te quiero siempre así… estás clavada en mí/como una daga en la carne./Y ardiente y pasional… temblando de ansiedad/quiero en tus brazos morir.

 Una copera, indudable fanática de Tito, seguía desde la barra la letra. Nuestras miradas se toparon en el momento en que cada uno alzaba, por sus propias razones, la copa de licor. Dejé la bebida sobre la mesa sin dejar de ver sus ojos. Planté en el aire un cabeceo elegante tal y como Tito, caballero de la noche, me dijo alguna vez que debía hacerse. Entre los primeros aplausos para Tito la vi dejar su lugar en la barra y caminar hacia mi mesa con un cigarrillo entre los dedos. La vi despreciar el mechón de fuego que salió de un par de encendedores y plantarse frente a mí. Fue entonces que se  llevó el cigarrillo a los labios.

Iluminé su cara con la llama del encendedor y aprecié el reflejo del fuego en los dones generosos de su cuerpo durante dos segundos. El breve tiempo de la flama artificial y el fuego incendiario de una mirada. Se sentó a mi lado sin decir palabra. En el escenario Tito fraseaba boleros eternos, sentimentales, propiciatorios.

Esa noche Tito cantó con venerable precisión lo mejor de su repertorio. El tuxedo, impecable como su voz, su dicción, su fraseo intenso y demorado, le permitía crear un aura mítica, irrepetible. Como pocas veces, Tito se desangraba en el escenario sin perder el tipo. Otras veces lo había visto de vena juguetona, intercalando humoradas, contando historias, dedicándole alguna canción a las coperas o evidenciando a su audiencia con flema satírica. Esa noche no. Tito era otro. Y era su mejor versión.

Salí de bar con la copera. Nos desvestimos de prisa en la cama de un hotel cercano. Se llamaba Corina. Fatigamos la noche hasta lograr la demorada laxitud de los amantes que se conocen de sobra sin conocerse de nada. Salimos del hotel al amanecer y caminamos a la antigua churrería de Donceles abierta las 24 horas. Vi a Corina saludar a dos mujeres que curaban con vodka, a pico de botella, las tristezas de su noche. Comimos sin hablar o hablando poco. Al terminar fumamos un cigarro. La acompañé a esperar un taxi. Se embarcó en el asiento de atrás luego de dejarme un beso en la mejilla. Búscame cualquier día en El Yate dijo con aire de promesa ambigua.

Tomé un taxi casa. Dormí hasta bien entrada la tarde estragado por los efectos luminosos del cuerpo de Corina, el alcohol, los cigarrillos, la desvelada. Comí restos de pizza fría y un vaso repleto de hielo y Coca-Cola. Me dormí de nuevo hasta la mañana siguiente.

III 

No volví a ver a Amalia Branco ni supe de ella, ni la busqué durante los siguientes 15 años. La recepcionista de su consultorio me llamó a la Universidad un día antes de la cita que habíamos concertado para un miércoles. Se le presentó un inconveniente a la doctora, dijo, profesional y beatífica. Dio fecha para una nueva cita, volvió a llamar cancelando en tres, cuatro, cinco ocasiones.  Imaginé su cara redonda al otro lado de la línea pasando con displicencia por las páginas de Rayuela luego de cada nueva fecha que se convertía en una nueva fecha que era otra nueva fecha, como si la agenda marrón fuera una matrioshka, una matrioshka cruel, despiadada. Las reiteradas cancelaciones de la cita trajeron sus efectos. Lo que pensaba como una biografía de Borges se convirtió en un libro de ensayos que, unificados, publicó la Universidad. Querido Borges lo titulé.

A las semanas de estar circulando un crítico escribió que pese a la cursilería del título era un buen trabajo. Otro, apuntó que debió titularse En una esquina del suburbio; que hubiera sido mejor, “más esclarecedor”; que el título elegido lo asemejaba a un trabajo escolar aunque los ensayos no tenían desperdicio. Alguno más advirtió que pese a la abundante bibliografía existente, “los ensayos reunidos en Querido Borges, poeta luminoso de su siglo, eran un excelente vehículo para acercarse a la obra de este autor, citado hasta el cansancio por legos y eruditos pero escasamente comprendido”.

Acusé recibo de casi todas las reseñas y en la medida de lo posible hice llegar a cada crítico un ejemplar agradeciendo sus deferencias, incluso a los que habían hecho, a mi juicio, reseñas poco comedidas. Después de todo, y eso los años lo han dejado en claro, no se escribe pensando en un lector pero sí en el lector, en abstracto.

De esa edición han pasado diez años. Tengo 25 años de no ver a Amalia Branco y estoy revisando, para una nueva edición aumentada, el Querido Borges. La calima ha traído viento y lluvia hasta este ventanal del Miralto y casi llego al final de la revisión del que será el último borrador de la nueva edición. Dejo que el mesero sirva más vino en la copa mientras sigo leyendo y un cigarrillo se consume impávido en el borde del cenicero.

De la vida, vuelvo entonces a pensarlo, recordamos solo momentos; acaso palabras, la posibilidad de otra realidad; “Una réplica de la vida”. Una réplica que se desdobla, que va y viene y nos devora impía para escupirnos infelices y contrahechos en esta y en otra realidad.

En una de las cuartillas que hacen las veces de lo que serán las hojas de guarda, escribo: Para Amalia Branco, 1960-2015. Cierro la carpeta donde guardo el borrador que mañana le entrego a la editorial y pido la cuenta. Veo escurrir en el ventanal dos lagrimones. Como una daga eléctrica un relámpago lejano se clava en el horizonte. Truena. El ventanal se estremece.

El mesero pide que digite la firma electrónica en la terminal que ha traído a la mesa. Un pago virtual se evidencia en la realidad del comprobante impreso. Lo doblo y lo meto en la cartera junto con la tarjeta.

Desciendo en el elevador hasta el estacionamiento de la plaza para buscar el auto. Al encenderlo se enciende también el reproductor musical… Fly me to the moon and/Let me play among the stars/Let me see what spring is like/On Jupiter and Mars/In other words, hold my hand…

Avanzo a la salida del estacionamiento, desdoblado y no, feliz y no, entre dos realidades. En una de las dos Tito Riquelme sigue cantando boleros en El Yate y otra Corina cruza entre las mesas con un cigarrillo entre los dedos. En la otra, aun gobierna el recuerdo de Amalia Branco cuando llego a casa y enciendo la luz del pasillo que lleva al estudio y a la mesa en que escribo para dejar ahí la carpeta. Apago la luz y a oscuras, acerco al fuego del encendedor el primer cigarrillo del insomnio.

Anuncian maestros paro de 72 horas en Oaxaca

Ana Julia Méndez

A pesar de que padres de familia están cansados de los paros, maestros de la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), anunciaron que llevarán a cabo un paro de 72 horas el próximo 30 de abril, 1 y 2 de mayo.

En tanto los padres de familia, aseguran que están hartos de que se abandonen las aulas todo el tiempo, por lo que piden a las autoridades competentes hacer algo al respecto. Además solicitan que se les descuente esos días a los maestros faltistas.

Los maestros informaron que su paro de labores incluirá una marcha masiva, ademas del cierre de empresas transnacionales y concentración en la capital del país.

Lo anterior, con el fin de pedir una mesa de negociación con el Secretaría de Gobernación (Segob) e integrantes de la Comisión Nacional Única Negociadora.

Para el estado de Oaxaca, explicaron que exigen respuestas a sus demandas pendientes sobre temas económicos, sociales además de políticos.

Se alista 8va edición del Festival Internacional de Cine FICUNAM

Seis películas se proyectarán en el Teatro Juárez durante abril y mayo en el marco de la Octava edición del Festival Internacional de Cine (FICUNAM), informó Isabel Rojas, coordinadora de este festival en Oaxaca.

Al respecto, señaló que para los interesados pueden consultar los detalles de la cartelera en oaxacacine.com.

Abundó que el Festival Internacional de Cine de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), llega a Oaxaca los días 24, 25, 26, 30 de abril, 1 y 2 de mayo.

Indicó que los asistentes podrán disfrutar de una selección representativa del festival en su octava edición.

El FICUNAM es un festival interesado en el cine contemporáneo y de vanguardia, un cine muy consciente de su forma, del lenguaje cinematográfico y del cine como expresión artística. Reúne películas que vienen de grandes festivales alrededor del mundo y que normalmente no se pueden ver en México en el circuito comercial.

CARTELERA

Martes 24 de abril, 19:00 horas

MILLA

Valérie Massadian, Francia, 2017, 128 minutos.

Guión, Edición: Valerie Massadian | Fotografía: Mel Massadian, Robin Fresson, Valerie Massadian | Sonido: Aline Huber | Reparto: Séverine Jonckeere, Luc Chessel, Ethan Jonckeere | Compañía productora: Cinémadefacto | Distribución: TerraTreme Films | Formato de exhibición: Bluray | Clasificación B.

Milla tiene 17 años y Leo unos pocos más. Juntos huyen a una pequeña localidad costera del norte de Francia. Encuentran una casa vacía y la habitan para convertirla en su hogar, como dos amantes solitarios.

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Miércoles 25 de abril, 19:00 horas

MANO DE METATE

Eugenia Varela y Bruno Varela | México | 2018 | 62 min.

Función con la presencia del director*

Guión, Edición, Fotografía, Sonido: Bruno Varela | Música: Steven Brown y Cinema Domingo Orchestra | Compañía productora: Anticuerpo | Distribución: Anticuerpo | Formato de exhibición: DCP | Clasificación A.

Eugenia, una sobreviviente de 6 años que tiene la capacidad de moverse entre diversos puntos de espacio-tiempo, es la conexión entre las partes para alinear la cerradura de una puerta entre los pliegues del tiempo.

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Jueves 26 de abril, 19:00 horas

PARIS ES UNA FIESTA

Sylvain George | Francia | 2017 | 95 min.

Guión, Edición, Fotografía: Sylvain George | Sonido: Sylvain George e Ivan Gariel | Música: Black Justice Experiment, Nick Cave, Ziggy Crew | Reparto: Mohamed Camara, Valérie Dréville | Compañía productora: Noir Production | Formato de exhibición: Bluray | Clasificación B.

Una película que describe París y sus paisajes urbanos atravesados por un “joven menor extranjero aislado”, los atentados, el estado de emergencia, el azul-blanco-rojo, el océano Atlántico y sus travesías, la rebelión, la ira, la violencia de Estado, un canto revolucionario, el silencio y la alegría… nada más que alegría.

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Lunes 30 de abril, 19:00 horas

DERIVA | DRIFT

Helena Wittmann | Alemania | 2017 | 95 min.

Guión: Helena Wittmann y Theresa George | Edición, Fotografía: Helena Wittmann | Sonido: Nika Breithaupt | Música: Nika Son, Donnie & Joe Emerson | Reparto: Theresa George y Josefina Gill Dréville | Compañía productora: Fuenferfilm Krause & Scheuffle GBR | Distribución: Fuenferfilm Krause & Scheuffle GBR | Formato de exhibición: Bluray | Clasificación A.

Dos mujeres pasan un fin de semana en el Mar del Norte. Una de ellas pronto regresará con su familia en Argentina, mientras que la otra intentará acercarse cada vez más al océano. El tiempo deja el camino trillado y el oleaje arrulla un profundo sueño.

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Lunes 1 de mayo, 19:00 horas

EL SABOR DEL CEMENTO | TASTE OF CEMENT

Ziad Kalthoum | Alemania – Líbano – Siria – Emiratos Árabes Unidos – Catar | 2017 | 85 min.

Guión: Ziad Kalthoum, Talal Khoury y Ansgar Frerich | Edición: Alex Bakri y Frank Brummundt | Fotografía: Talal Khoury | Sonido: Rayan Al Obeydine, Makram Al Halabi, Rawad Hobeika, Cedric Kayem y Carine Bacha | Música: Sebastian Tesch | Compañía productora: Basis Berlin Filmproduktion | Distribución: Syndicado Film Sales | Formato de exhibición: Bluray | Clasificación A.

En Beirut, trabajadores sirios construyen rascacielos, mientras que sus propios hogares en su tierra natal están siendo bombardeados.

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Martes 2 de mayo, 19:00 horas

Eva Villaseñor | México | 2018 | 52 min.

Función con la presencia de la directora*

Guión, Fotografía, Edición y Sonido: Eva Villaseñor | Música: Tankeone Villasenor | Compañía productora: Centro de Capacitación Cinematográfica | Distribución: Centro de Capacitación Cinematográfica | Formato de exhibición: Bluray | Clasificación B15.

Realiza SSPO 49 revisiones en Centros Penitenciarios

La Secretaría de Seguridad Pública de Oaxaca (SSPO) dio a conocer que, como resultado de las revisiones aleatorias realizadas de manera permanente en los 13 Centros Penitenciarios de la entidad, del 14 al 20 de abril, se aseguraron sustancias y artículos prohibidos en nueve ocasiones.

De acuerdo al informe de la Subsecretaría de Prevención y Reinserción Social, se trata de dos intervenciones con hallazgo de heroína, tres de marihuana y cuatro de teléfonos celulares.

Lo anterior, luego de las 49 ocasiones en que los protocolos penitenciarios de seguridad fueron implementados durante esa semana.

Cabe destacar que el aseguramiento fue retirado de las instalaciones penitenciarias para ser puesto a disposición de las autoridades competentes, y de este modo, garantizar el orden y legalidad.

Aprueban acciones para reducir el consumo de popotes

A propuesta de la Regiduría de Ecología y Grupos Vulnerables, el Cabildo Municipal aprobó un punto de acuerdo mediante el cual se instruye a la Dirección General de Desarrollo Urbano, Centro Histórico y Ecología que establezca en el ámbito de su competencia, un programa municipal para crear conciencia en la población oaxaqueña sobre los daños que genera al ambiente el uso de popotes de plástico.

De acuerdo con la concejal, María Elena Martínez Arnaud, estos implementos tienen un fuerte impacto en el ambiente ya que tienen un periodo de vida útil muy corto y tardan de 100 a 500 años en desintegrarse.

Además, si son arrojados a la basura pueden llegar a ríos, lagos y mares con lo que se afecta gravemente los ecosistemas y las especies, pues además no son reciclables.

A nivel nacional ya han surgido diversas iniciativas tendientes a desincentivar el uso de los popotes de plástico y en días pasados, el pleno de la Cámara de Diputados Federal aprobó reformas a la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos, a fin de disminuir el uso de las pajillas en establecimientos de alimentos y bebidas.

A esta iniciativa, se sumó el edil José Antonio Hernández Fraguas, quien consideró remitir copia simple de dicho punto de acuerdo a los prestadores de servicio que con razón de su actividad comercial utilicen popotes.

De esta manera, también se instruye a la Dirección General de Economía para que en el ámbito de su competencia concilie con el sector empresarial de los alimentos y bebidas, así como de proyecciones cinematográficas para que se desincentive el uso de popotes en este tipo de establecimientos.

De esta manera, se observa y da cumplimiento al artículo 4° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en cuyo quinto párrafo, queda establecida como garantía constitucional que toda persona tiene derecho a un medio ambiente sano para su desarrollo y bienestar.

Descarta Pemex derrame de hidrocarburo en costas oaxaqueñas

Salina Cruz, Oax.- Con respecto a versiones publicadas referentes a la presencia de una mancha oscura en el mar de las costas oaxaqueñas, Petróleos Mexicanos precisa lo siguiente:

Al realizar las investigaciones correspondientes, Pemex descarta derrame de hidrocarburo en el mar de las costas oaxaqueñas.

El día miércoles 18 de abril del actual, se detectó en las inmediaciones, costa fuera, de las instalaciones de la Terminal Marítima de Pemex, una mancha pequeña color oscuro con características parecidas al hidrocarburo.

Los protocolos de seguridad aplicables cuando se detecta derrame de hidrocarburo cerca de una instalación de Pemex, nos instruyen a realizar la inspección minuciosa de nuestros equipos operativos para verificar si el derrame proviene de nuestras instalaciones; este protocolo, fue activado en nuestra Refinería y Terminal Marítima en Salina Cruz, encontrando nuestros equipos operando de forma segura y confiable, sin presencia de fugas.

Especialistas en protección ambiental de la Armada de México, se presentaron en las instalaciones de la Terminal Marítima de Pemex para realizar las inspecciones correspondientes en las zonas de operaciones de carga, confirmando la inexistencia de hidrocarburos y descartando impacto ambiental por parte de las maniobras que ahí se realizan diariamente.

En conjunto, Pemex y Semar, colocaron cordones oleofílicos alrededor de la zona afectada, con la finalidad de que el producto fuera confinado y recuperado; este producto fue extraído del mar en su totalidad.

Respecto a la probable mancha que reportaron pescadores de alta mar en las costas de Santa María Huatulco, Oaxaca, Pemex desconoce las causas que lo originaron, toda vez que no contamos con instalaciones petroleras en esa zona.

Pemex reitera su compromiso y responsabilidad del cuidado al medio ambiente, creando estrategias que garanticen este compromiso.

Héctor Pablo combatirá en el Senado la corrupción y la pobreza

Oaxaca no aguanta más experimentos, los ciudadanos están hasta el gorro de discursos demagógicos, tenemos pobreza extrema, falta de oportunidades y corrupción, “debemos de tomar cartas en el asunto de una vez por todas”, advirtió categórico Héctor Pablo Ramírez Puga Leyva.

En esta cabecera distrital, donde ganó en las urnas dos ocasiones la elección para diputado federal, el candidato al Senado de la coalición “Por México al Frente” fue recibido cálidamente, tras haber dejado las filas del PRI, donde a pesar de tener una importante trayectoria, decidieron cerrarle las puertas.

Aquí donde cumplió su palabra y dio resultados durante su gestión como director general de Liconsa, destacados cuadros del Partido Acción Nacional le dieron la bienvenida al Frente conformado con los Partidos de la Revolución Democrática y Movimiento Ciudadano.

El coordinador de los diputados federales del PAN en el Congreso de la Unión, Marko Cortés, sostuvo frente a Héctor Pablo que “los del PRI no saben de lo que se perdieron al dejarte ir, aquí eres bienvenido, te vamos a respaldar porque sabemos que te van a atacar”.

El legislador, uno de los hombres más cercanos al candidato presidencial, Ricardo Anaya, sostuvo que la única gracia del candidato al Senado que impusieron en el PRI, es ser amigo del gobernadorDel mismo modo, la presidenta estatal panista, Natividad Díaz Jiménez, sostuvo que en el Revolucionario Institucional las puertas están muy anchas pero muy bajas, por lo que quienes entran tienen que agachar la cabeza.

Reconoció que Héctor Pablo tiene pantalones, es una persona que conoce Oaxaca y tiene buenas propuestas e intenciones para servir a la ciudadanía.

Antes, en el municipio de San Isidro Monjas, el abanderado de la coalición PAN-PRD-MC lamentó que se pretenda heredar el poder entre unas familias, de padres a hijos, “no lo vamos a permitir”.

Durante esta gira por el distrito que conoce a cabalidad ofreció traer al próximo presidente de México, Ricardo Anaya, para que se terminen las carreteras del estado abandonadas desde hace más de una década.

Del mismo modo, alertó a las madres beneficiarias de PROSPERA para que no se dejen sorprender con amenazas de que les van a retirar el apoyo, toda vez que el ex director estatal del programa ahora es candidato del PRI en esta región, y los programas federales no tienen dueño, por lo que se van a presentar las denuncias en caso de coacción.

Recuperan mil 750 litros de hidrocarburo ilegal en Ixtaltepec

Elementos de la Policía Estatal, adscritos a la Secretaría de Seguridad Pública de Oaxaca (SSPO), informaron el aseguramiento de una camioneta de color azul marino, marca Ford, modelo 1993, placas de circulación SL21188 del estado de Puebla, con número de serie 1FTDF15Y4PLA80805.

Esto luego, de constatar que en el interior transportaba nueve tambos de hidrocarburo de color azul con capacidad de 200 litros aproximadamente cada uno, de los cuales cuatro se encontraban con un 80% de su capacidad neta, sumando un total de 1mil 750 litros de hidrocarburo los decomisados.

El hecho trascendió aproximadamente a las 16:23 horas de este viernes, sobre carretera local que conduce a la población de Asunción Ixtaltepec, durante los recorridos de seguridad y vigilancia, cuando el conductor de la camioneta, identificado como Enrique D. H., de 40 años de edad; se encontraba  cubriendo  los tambos con una lona de color roja.

En este sentido, tanto el hidrocarburo, vehículo y persona en cuestión, fueron traslados a las instalaciones de la comandancia del Sexto Sector con sede en el Espinal, para la elaboración del Informe Policial Homologado (IPH), para posteriormente poner a disposición de la autoridad competente y realizar la investigación correspondiente.

¡En el Istmo a Raúl nadie lo para!

Matías Romero Avendaño, Oax., a 21 de abril de 2018.- Miles de militantes del Istmo de Tehuantepec dieron su respaldo absoluto a Raúl Bolaños Cacho Cué  para convertirse en el Senador de la República que va a llevar a Oaxaca al destino que merece.

Las sillas colocadas en el parque “Daniel González Martínez” de Matías Romero fueron insuficientes para recibir a las miles de almas que acudieron a mostrar su apoyo al próximo senador por la coalición “Todos por México”.

“La fuerza del Istmo te llevará al triunfo Raúl”, era el grito generalizado de ciudadanos y militantes ante la presencia de un candidato que conduce su propuesta de trabajo por el rumbo de la congruencia y la unidad.

Entre vivas y porras y junto a la candidata a la diputación federal, María Luisa Matus; Raúl Bolaños Cacho Cué reiteró que trabajará con empeño desde la Cámara de Senadores para alcanzar un Oaxaca con una economía familiar sólida, con más empleos, con más desarrollo, con mejores servicios, con igualdad de oportunidades.

“De este lado estamos los que ponemos a Oaxaca por delante en nuestra agenda”, aseguró Bolaños Cacho Cué ante una multitud de representantes de las comunidades del norte del Istmo de Tehuantepec que hoy demostraron que en el Istmo, a Raúl nadie lo para.

Precios justos y apoyos reales al sector agrícola: Raúl Bolaños Cacho

Productores del Bajo Mixe expresaron su respaldo al candidato al Senado de la República, Raúl Bolaños Cacho Cué para que sea la voz del campo oaxaqueño en la máxima tribuna del país.

Raúl Bolaños Cacho Cué arribó a María Lombardo de Caso para decirles en persona a productores de limón, litchi, maíz y sorgo, que Oaxaca y su gente dedicada al campo, merecen precios justos y apoyos reales que impulsen la actividad agrícola.

 “Yo si conozco el amor que se le tiene a la tierra que se trabaja, por ello, desde el Senado, impulsaré el potencial productivo de las 8 regiones del estado. No tengo duda que vamos a traer justicia para el campo de Oaxaca”, enfatizó.

Acompañado de la candidata de la segunda fórmula, Sofía Castro Ríos y el candidato a diputado federal de la coalición PRI-PVEM-Panal, José Antonio Estefan Gillessen; el próximo senador, se reunió con mujeres del Bajo Mixe quienes demostraron la fuerza y determinación de este sector por sumarse a la construcción de un mejor destino para Oaxaca.

Con una cabalgata por esta comunidad, junto a militantes y productores de la región concluyó la visita de Raúl Bolaños Cacho Cué a esta zona agrícola de Oaxaca.

Columna

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