#Columna | Los frutos del diálogo

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Por Jesús Romero


La visita de Claudia Sheinbaum a Oaxaca, en el Estadio de los Alebrijes, fue un acto multitudinario de respaldo político y moral al proyecto que encabezamos junto al Gobernador Salomón Jara. Más de 40 mil personas llenaron el estadio con ánimo y esperanza, y allí se anunciaron dos obras que beneficiarán de forma directa a la capital y a la zona metropolitana: el Centro Integral de Residuos Sólidos Urbanos (CIRRSU) y la presa Margarita Maza.


El CIRRSU llega para cerrar una página dolorosa: décadas de abandono priista dejaron calles llenas de basura, riberas del río Atoyac convertidas en tiraderos y montañas de desechos en puntos clandestinos.

Esa realidad fue la herencia que recibió el gobierno de Salomón Jara; hoy respondemos con decisiones firmes y con proyectos que realmente cambian la vida de las familias. Con mil millones de pesos de inversión, construiremos un sistema moderno y sustentable para gestionar los residuos de la zona metropolitana.


La presa Margarita Maza, por su parte, supone una inversión superior a seis mil millones de pesos y garantizará el suministro para la zona metropolitana de los Valles Centrales. No es solo una obra de ingeniería: es seguridad para quienes abren la llave en casa, para las escuelas y los hospitales, y es certeza para quienes siembran la tierra.


Nada de esto se improvisó. En el CIRRSU fueron casi dos años de dialogo y trabajo para acordar el sitio y la forma de operación. Aquí no hubo improvisaciones: hubo planeación y acuerdos.


La presa Margarita Maza también exigió esfuerzo sostenido: 11 meses de trabajo en territorio, con encuentros cara a cara con autoridades, comuneros y vecinos de Sola de Vega y sus 40 comunidades. Escuchamos directamente sus preocupaciones ambientales, agrarias y culturales; respondimos con información clara y fuimos construyendo acuerdos paso a paso. No se trató de imponer; se trató de explicar y pactar soluciones reales.


Estas obras tienen impacto cotidiano: el CIRRSU mejorará la limpieza y la salud urbana y abrirá oportunidades de empleo vinculadas al reciclaje. La presa se traducirá en agua en las casas, servicios públicos más estables, escuelas y hospitales que operan sin cortes, comercios que pueden funcionar con certeza y campesinos que recuperan confianza para producir. Agua y basura no son cifras: son calidad de vida.

Oaxaca demuestra que la forma de gobernar importa. Ya no basta gobernar desde el escritorio: hay que caminar, escuchar y acordar. Es un proceso que toma tiempo, pero que evita fracturas sociales y genera legitimidad. La política del diálogo que impulsa el Gobernador Salomón Jara está dando frutos: convierte desconfianza en acuerdos y resistencia en impulso para avanzar.


Basura y agua fueron símbolos del fracaso de gobiernos pasados; hoy se vuelven emblemas del cambio. Con diálogo y voluntad política, dejamos atrás la indolencia y el abandono para construir soluciones que perduren. Como responsable de coordinar la política de diálogo del Gobierno de Oaxaca, puedo decirlo con claridad: los temores se transforman en acuerdos y la desconfianza en credibilidad. Oaxaca está listo para asegurar su futuro. Cuando el diálogo da frutos, el pueblo no solo gana: se fortalece, se levanta y avanza con dignidad y esperanza.