EFE.- En 2016 surgió la idea de construir una réplica de la nao San Juan, un barco ballenero vasco que se hundió en aguas de Canadá en 1565, y de juntar una tripulación que navegue en él. Este martes inició la búsqueda del cocinero que irá en esta aventura.
La convocatoria se hizo entre los cocineros que asisten al congreso San Sebastián Gastronomika, y se advirtió que debe ser “alguien motivado” porque no va a haber “confort” en el viaje, pues la idea es que los 40 integrantes de la tripulación repliquen también la vestimenta y las condiciones en las que se realizaban aquellos viajes en el siglo XVI.
Eso significa que, además de aceptar que tendrá que utilizar los utensilios e ingredientes de la época, que no habrá regaderas ni papel higiénico, el cocinero que sea seleccionado tendrá que saber algo de marinería pues en aquella época todos los integrantes de la tripulación tenían que hacer de todo.
La idea de revivir la nao San Juan nació como proyecto cuando San Sebastián fue la Capital Europea de la Cultura en 2016, aunque la dificultad de reproducir el barco con las técnicas del XVI ha prolongado los trabajos. La nao está prácticamente lista para ser botada, aunque aún quedan por fabricar elementos como el ancla, pero se prevé que la travesía se desarrolle en 2027.
Al frente de los trabajos está el carpintero Xabier Agote, quien es responsable de Albaola, una fábrica de barcos artesanales del País vasco.
Contexto histórico
La invitación contó con el historiador Xabier Alberdi, quien virtualmente desde Albaola, mostró algunos de los espacios de la nave en construcción, como el lugar donde se cocinará en cubierta o las bodegas donde se guardarán los cientos de barriles con comida y bebida que serán necesarios para la travesía.
Alberdi explicó que en el testamento de Juan Sebastián Elcano, el marinero vasco que capitaneó la primera expedición que dio la vuelta al mundo, se enumeraban algunas de las herramientas utilizadas para el “rancho” diario, como parrillas, calderas de cobre y unas varillas de hierro llamadas espetones, además de los aparejos para pescar a una parte importante de lo que se comería.
No obstante, la base de la dieta de los viejos cazadores de ballenas estaba dentro de la bodega: pan de doble cocción o bizcocho, la galleta (que era pan deshidratado), legumbres secas como habas y guisantes, sardinas y bacalao secos, tocino y aceite. También embarcaban cientos de barriles de sidra, y algunos menos de vinos de Oporto, Jerez y otros, detalló Alberdi.
Quién será
En los próximos meses se sabrá el nombre del cocinero que aborde la replica de la nao, cuando Albaola concluya el proceso de selección del candidato ideal para esta exigente travesía, que tiene visos de contar con una tripulación internacional, ya que son marinos de muchos países los que han mostrado su interés por embarcarse al estilo del XVI.