Vuelve a México el espectáculo de clowns, ‘Slava’s Snow Show’

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Con una trayectoria de 25 años llenos de éxito, Slava’s Snow Show, el mejor espectáculo de clowns regresa a México después de dos años de ausencia con una corta temporada del 19 de junio al 8 de julio en el Centro Cultural Teatro 1.

De acuerdo con un comunicado, Slava’s Snow Show, presentado y dirigido por Slava Polunin, es considerado un espectáculo de extraordinaria belleza visual que ha cautivado a más de cuatro millones de espectadores en 25 años de representaciones en los más prestigiosos escenarios del mundo, incluyendo México desde 2006 con rotundo éxito en cada ocasión.

Slava Polunin, el clown en activo de mayor prestigio internacional, comenzó su carrera con la familia del Cirque du Soleil y ha recorrido con este show más de 25 países a nivel mundial.

La escenografía de Slava’s Snow Show integra una gran belleza con sentido minimalista; en ocasiones resulta increíble la sencillez con la que se plantean las escenas que la componen.

A través de elementos tan simples como una escoba, una cama, una cuerda, globos, maletas, un perchero o una gabardina, se recrean historias realmente conmovedoras y sorprendentes.

Incluso los momentos y efectos más espectaculares de la obra, se generan a partir de mecanismos bastante sencillos en principio, pero con los que el genial artista ruso consigue resultados majestuosos.

“El espectáculo es muy fácil, y al mismo tiempo complicado desde el punto de vista tecnológico. Está lleno de efectos especiales, hechos de cosas básicas: aquí un hilo, allá un lazo, ahí un mecanismo fácil”.

“A veces los técnicos de otros teatros se ríen de nuestra maquinaria tan simplona. Pero al ver el ‘show’ nos piden enseñarles cómo con los medios tan sencillos que utilizamos conseguimos efectos sorprendentes”, aseguró Slava Polunin.

Además de su espectáculo en la Ciudad de México, Slava´s Snow Show se presentará del 11 al 18 de julio en el Teatro Diana de Guadalajara, y del 21 al 29 de julio en el Auditorio Luis Elizondo, en Monterrey.

Fuente: La Jornada