“Le digo mi escuela porque le tengo un cariño muy especial, me tocó verla nacer y a lo mejor por eso es que de pronto la siento tan propia, y me siento tan comprometida con los padres, con los alumnos, con el mismo pueblo”, expresa Selene Llaguno, docente con 45 años de servicio, que atiende a escolares con discapacidad en el Centro de Atención Múltiple (CAM) número 58.
Desde sus primeros años de trabajo, nació su interés por las niñas y niños con discapacidad. A partir de entonces decidió hacer una especialidad en este tema, y comenzó su compromiso con este sector de la población infantil. Su objetivo: crear una escuela para ellos.
“En marzo de 2007, se inició con los trabajos de educación especial en el municipio de Santa Lucía del Camino. Realizamos el censo, casa por casa, para conocer la estadística y corroborar que efectivamente había necesidad de atención educativa a través de una escuela”, así comienza la historia de este espacio dedicado a consolidar el desarrollo de las niñas y niños con discapacidad.
“Empecé en un corredor, dando clases a 14 niños, éramos tres maestras, no había intendente, no había nada, y a partir de ahí fue creciendo la escuela”, relata la profesora con el sentimiento a flor de piel.
Fue así que el Centro de Atención Múltiple número 58 se ha convertido en lo que actualmente es, un espacio que impulsa y motiva a niñas y niños con discapacidad.
“Mi mejor premio de todos los días es pararme en la puerta y recibirlos, verlos sonreír, que lleguen contentos a la escuela. Cuando ya vemos que hay un joven que nunca había ido a la escuela y hoy verlo que ya está aquí, ya logramos algo”, expresa Selene Llaguno al referirse a su principal retribución luego de atender a este segmento de la población infantil.
Sobre la actividad que día con día desarrollan los maestros, no solamente en la institución educativa a su cargo sino en todo el estado, afirma que “esta es una carrera de corazón, si no hay corazón no sirve, aquí hay que tener paciencia, ganas y actitud”.
De esta manera refrenda su compromiso con las niñas y niños con discapacidad, luego de 11 años en que ha luchado por consolidar este espacio, donde ha enfrentado diversos obstáculos pero siempre dispuesta a dar lo mejor de sí para sacar adelante a los menores.
“Puedo contar mil experiencias de niños que he visto caminar, niños autistas que he visto incorporarse en actividades en donde de pronto pensamos que no son capaces de hacer las cosas y lo hacen, y la experiencia de poder, de ver también que el trabajo no solo queda dentro de la escuela”, relata.
Las madres de familia también se sienten agradecidas por el apoyo que les brinda el CAM; como es el caso de Elvira Beltrán Guzmán, madre un niño con retraso psicomotor, ella afirma que a partir de su ingreso a la institución, “él ha cambiado su estado anímico, es muy feliz, es sumamente feliz en la escuela”.
En tanto, Amalia Espinoza Castillejos, madre de un niño con parálisis cerebral infantil de tipo espástica, agradeció y reconoció el desempeño de la maestra Selene. “Es difícil trabajar con tantos niños pero ella es una guerrera, todos los maestros y ella lo son”, enfatizó.
Durante su primer trabajo en Pochutla, Selene Llaguno conoció las necesidades de las niñas y niños con discapacidad; han pasado 11 años en que ha luchado por apoyar a este sector.