El estado vive un periodo de avances significativos en materia de seguridad pública. Entre 2023 y 2025, las cifras oficiales muestran una tendencia sostenida a la baja en la incidencia delictiva, con reducciones notables en delitos de alto impacto como homicidios, robos y violencia familiar. Este comportamiento positivo ha colocado al estado entre las entidades con menor índice delictivo por habitante en el país.
La disminución en robos —uno de los ilícitos más visibles para la población— ha sido especialmente relevante, pues apunta a entornos más seguros en términos objetivos que hace dos años. También destaca la drástica caída en feminicidios, secuestros y homicidios en diversas regiones, resultado de acciones coordinadas entre fuerzas estatales, federales y municipales, como patrullajes preventivos, operativos focalizados y estrategias interinstitucionales de contención de la violencia.
Resultados palpables en municipios clave
En Oaxaca de Juárez, la estrategia de intervenir colonias con mayor incidencia, como Candiani, Reforma y Montoya, permitió una baja sustancial en robos durante 2025. La Mixteca también ha visto reducciones importantes en delitos graves, y municipios como Tuxtepec y Tehuantepec registraron menos robos de vehículo tras reforzar la coordinación policial.
Si bien existen zonas con desafíos, como Juchitán o Salina Cruz, donde factores como la presencia del crimen organizado y delitos ligados al narcotráfico continúan generando preocupación, las autoridades han mantenido la atención en estos puntos críticos, reforzando la presencia de la Guardia Nacional y la coordinación con fuerzas locales.
El reto: que la ciudadanía sienta la mejoría
A pesar de los avances objetivos, la percepción ciudadana aún no refleja plenamente estos logros. La Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) indica que la mayoría de la población se siente insegura, lo que podría deberse a la memoria de hechos violentos recientes, a delitos no denunciados o a problemáticas urbanas como iluminación deficiente y vandalismo.
Expertos señalan que la percepción mejora de forma más lenta que las estadísticas, y requiere no solo de menos delitos, sino de cambios visibles en el entorno y una comunicación efectiva de los resultados.
Perspectiva a futuro
Las cifras demuestran que las políticas de seguridad implementadas están funcionando, pero el siguiente paso es cerrar la brecha entre incidencia y percepción. Continuar con las estrategias focalizadas, atender las zonas con mayor conflictividad y mejorar la proximidad policial serán claves para que la ciudadanía experimente un cambio tangible en su vida cotidiana.
Oaxaca transita por la ruta correcta: los delitos bajan, la coordinación institucional se fortalece y los operativos muestran resultados. Con constancia y cercanía con la ciudadanía, el estado tiene la oportunidad de consolidar esta tendencia y convertir los avances estadísticos en una sensación real de seguridad para todos sus habitantes.