“Cuando venía para acá se emparejó un joven en bicicleta y me dijo: ‘tú no tienes derecho a fallarnos’. Y ese es el compromiso que tengo con el pueblo: no tengo derecho a fallar”, dijo Andrés Manuel López Obrador, Presidente de la República, durante su primer discurso como Jefe de Estado en el Congreso de la Unión.
López Obrador marcó así el arranque de una administración que promete un cambio de régimen, en un 1 de diciembre en donde la población, en un hecho inédito en el país en una toma de protesta, se volcó hacia él en las calles para abrazarlo, tocarlo o verlo de cerca en el Zócalo de la Ciudad de México y en los recintos de San Lázaro y Palacio Nacional.
A diferencia de hace seis años, cuando la Avenida Congreso de la Unión y el Centro histórico se cubrieron de luto por la sangre que fue derramada de jóvenes que en protesta en contra del arribo al poder de Enrique Peña Nieto fueron sometidos, detenidos e incluso asesinados por la fuerza del Estado, los mexicanos abarrotaron las calles para aplaudir y celebrar la llegada, después de dos intentos fallidos, al poder del primer Presidente emanado de la izquierda.
“Llegamos después de muchos años y en mi caso, como la mayoría de los que forman parte de este gran movimiento, sin dejar la dignidad en el camino, manteniendo en alto nuestros ideales, nuestros principios. Sin dejar mi honestidad, que es lo que estimo más importante en mi vida. Estoy preparado para no fallarle a mi pueblo”, dijo ante los legisladores del Congreso de la Unión durante su primer discurso como Presidente de la República.
Más tarde, ante un Zócalo capitalino abarrotado; López Obrador, el hombre que salió un día siendo joven de Tepetitán, Macuspana, Tabasco para forjarse un futuro, refrendó su compromiso con el pueblo que lo eligió.
“Aquí en el Zócalo de la Ciudad de México, luego de recibir el Bastón Sagrado, reafirmo el compromiso de no mentir y no traicionar al pueblo de México”, dijo.
Antes de dar su discurso en el Zócalo de la Ciudad de México López Obrador destinó varios minutos para saludar de mano a mujeres y hombres que a través de las vallas metálicas le extendían las manos y le lanzaban felicitaciones.
López Obrador y Beatriz Gutiérrez Müller, su esposa, fueron recibidos por miembros de los Pueblos Originarios y Afromexicano paran realizarles un ritual de purificación con incienso y hierbas y entregarle al Presidente de México el Bastón Sagrado.
“Su buen deseo, su esperanza, se va hacer presente en este momento”, le dijo una de las chamanas mientras Andrés Manuel cerraba los ojos y agachaba la cabeza para recibir un amuleto.
Uno de los sacerdotes se arrodilló frente a López Obrador y entre sollozos le entregó una ofrenda. El mandatario, emocionado, en un hecho nunca antes visto, se hincó frente al hombre, lo levantó y abrazó.
“Viento del oeste, casa de las mujeres guerreras, con amor te saludamos e invocamos tu divina presencia, que todavía continúe en su proyecto”, dijo uno de los sacerdotes durante el saludo a los cuatro puntos cardinales.
Los miembros de los pueblos originarios exigieron a López Obrador ser tomados en cuenta.
“México vivirá a partir de hoy una transformación. Aquí está el bastón de mando. Aquí está el símbolo con el que conducirá al pueblo. Queremos ser tomados en cuenta en los planes que usted tenga para estos seis años. Esta mañana, este bastón fue consagrado en el centro ceremonial que guarda la sabiduría de nuestros ancestros”, le dijeron.
Fuente: 24 Horas