Al ocultarse el sol, las luces se apagaron en el Cerro del Fortín. El silencio y la oscuridad fueron el preámbulo de una noche mágica en la que los colores, la historia y el mito se conjugaron de la mano del Ballet Folclórico de Oaxaca para dar vida de una manera esplendorosa a la puesta en escena de “Donaji…La leyenda”, que en su octava de este 2018 cautivó a miles de almas.
Con el canto de los caracoles y la luz de las antorchas recorriendo los pasillos y escalinatas del imponente Auditorio Guelaguetza, comenzó el mágico relato que cuenta la historia de amor entre la princesa zapoteca, quien se sacrificó por amor a su pueblo y el príncipe mixteco Nucano.
Al filo de las 20:30 horas de este domingo, los más de 11 mil espectadores pudieron conocer esta “tradición más que historia”, que tal y como se conoce fue en el año 1501 en los márgenes del río Atoyac donde llegaron los soldados invasores de Ahuízotl, rey de Tenochtitlán y anunciaron que ahí serían sus tierras.
Con la presencia del edil capitalino, José Antonio Hernández Fraguas; la Presidenta Honoraria del DIF Municipal, Lorena Córdova Brena; la Diosa Centéotl 2018, Francisca Pérez Bautista e invitados especiales, entre ellos, el Secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos Zepeda, fueron testigos de cómo la leyenda de la princesa Donají es en la actualidad una de las más conocidas y la más representativa del estado, ya que enlaza a las dos culturas más importantes: los zapotecas y mixtecas.
En su edición número 36, este relato recordó que el pacto de paz fue firmado y el rey Cozijoeza se casó con Pelatzilla, la hermosa hija de Ahuízotl para sellar la tranquilidad anhelada por su pueblo.
Nace Alma Grande
El tiempo transcurrió y un día hubo un nacimiento de una niña, a la cual le llamaron, Donají cuyo nombre significa “alma grande”.
Ambientada con música prehispánica, la historia relata que Tibot un sacerdote de Mitla predijo en el cielo el destino de Donají, diciendo: “múltiples virtudes adornan a nuestra princesa, pero lamentablemente la fatalidad estaba en el cielo cuando nació, este hecho nos dice que ella misma se sacrificará por amor a su pueblo”.
Así, las y los 83 integrantes del Ballet Folclórico de Oaxaca contaron con pasos firmes y sincronizados cómo una mujer de ojos profundos salía de su palacio e imploraba la aventura para los suyos y las estrellas se alineaban en el sendero que recorría. Era la siempre bella princesa Donají.
Pero el estruendo de la guerra despertó una noche a la princesa, ya que los mixtecos y zapotecos se enfrentaban pero los guerreros dejaron en el palacio a un guerrero herido, en donde Donají -interpretada por Karla Alessia Martínez Platas- lo cura y le esconde del furor de sus enemigos. Al despertar, el guerrero vio el bello rostro de Donají, tiempo después todos notaban que el amor había brotado entre ellos.
Donají como prenda de paz
La aparición de los personajes continuó su curso cuando Nucano –interpretado en esta ocasión por Moisés Chicati Núñez- fue puesto a salvo por Donají y una vez recuperado le pedía lo dejara partir con su pueblo y lo hizo dejando Zaachila mientras se entablaban las negociaciones de paz, pero los mixtecos desconfiaban del rey zapoteca. Por ello, pidieron como ofrenda de paz a la princesa y si el rey no cumplía, esta sería sacrificada por los mixtecos.
La trama continuó cuando su padre le comunicó a Donají cuál era el trato, dejándola marchar hacia Monte Albán, pidiéndole que no se olvidara de su patria. Nucano recibió a la princesa sintiendo estremecer su corazón y surgió el amor. Con el paso del tiempo, la princesa perdía la felicidad al no poder estar con su pueblo y por ser la garantía de aquel pacto.
Sin embargo, una noche en la que todo estaba tranquilo, el espíritu de su abuelo se le apareció y le aconsejó que huyera con su pueblo. Esa noche sus doncellas le dijeron que los suyos subían por las montañas haciendo que los mixtecas murieran sin poder siquiera haber organizado su defensa. Los guardias mixtecos apresaron a Donají para cobrarse con su vida la ofensa de los zapotecas y decidieron vengarse del rey decapitando a la princesa cerca del río Atoyac, lugar donde fue sepultada.
Un pastorcillo encuentra a la princesa
El momento culminante fue cuando un pastorcillo encuentra el lirio que creció en la oreja de Donají, acto plasmado en la actualidad en el escudo de la Ciudad de Oaxaca.
Para concluir, las y los bailarines del Ballet Folklórico de Oaxaca subieron al escenario para agradecer la ovación del público que reconoció los casi seis meses de preparación para representar con orgullo la historia prehispánica que ha sobrevivido gracias a la tradición oral.
Con un cielo de luces multicolores, el Municipio de Oaxaca de Juárez lanzó un mensaje a turistas nacionales e internacionales para que el próximo año regresen junto con sus familias y amigos a disfrutar de este espectáculo que antecede a los Lunes del Cerro, en el marco de la fiesta cultural más grande de Latinoamérica: la Guelaguetza.