Por Fernando Cruz López
*Sin autoridad moral
La imagen circuló y ardió en redes sociales como gasolina sobre pólvora: Iván García Álvarez, titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana de Oaxaca, conduciendo una motocicleta sin casco…justo en el arranque del operativo “Guelaguetza Segura 2025”. Ironía pura. Contradicción flagrante. ¿O cinismo?
El hecho es tan simbólico como preocupante: el encargado de hacer cumplir la ley violando el reglamento de tránsito, bajo los reflectores, frente a los medios. ¿Y todavía esperan que los ciudadanos obedezcan las normas cuando quienes deberían ser ejemplo las desprecian con arrogancia?
No se trata solo de una falta administrativa. Este acto representa una fractura de congruencia institucional. ¿Qué autoridad tiene ahora el Secretario para hablar de prevención, civismo o cultura vial? ¿Con qué cara pedirá a los agentes de tránsito que sancionen a quienes circulen sin casco, si él mismo se lo brinca como si fuera detalle menor?
En un estado con cifras alarmantes de accidentes de motocicleta, muchos de ellos mortales por no portar casco, lo mínimo que se espera de la cabeza del área de seguridad es que predique con el ejemplo. Pero Iván García ha hecho exactamente lo contrario: banalizar el riesgo, minimizar la norma y evidenciar que, en la famosa primavera oaxaqueña, hay funcionarios que les vale todo, incluso la misma ley.
Lo más grave no es el acto, sino el mensaje que manda: en Oaxaca, la legalidad es selectiva. Lo que para unos es multa, para otros es impunidad. Lo que para el pueblo es exigencia, para algunos del gabinete es opción.
¿Dónde quedó la ética pública? ¿Y la imagen institucional de un gobierno que presume transformación, cercanía y legalidad? Porque este no es un error menor ni un “descuido”, como seguramente dirán sus voceros: es una violación deliberada del reglamento por parte del responsable de hacerlo cumplir. Es decir, una bofetada a la ley.
Hasta el momento, el secretario no ha ofrecido una disculpa pública ni ha asumido consecuencias. El silencio cómplice comienza a convertirse en costumbre en algunas áreas del gabinete estatal, donde se pretende que los errores desaparezcan simplemente ignorándolos. Pero los ciudadanos ya no son ingenuos ni olvidan con facilidad.
Oaxaca no necesita operativos mediáticos ni poses vacías. Necesita servidores públicos que honren su cargo y respeten la ley, no solo cuando hay cámaras, sino siempre. Porque si la seguridad se predica sin ejemplo, no es más que un discurso hueco.
Secretario García Álvarez: usted no solo olvidó el casco. Olvidó la responsabilidad de representar a una institución que exige obediencia y promueve prevención. Y si no puede asumir ni siquiera esa congruencia mínima, quizá lo más seguro para Oaxaca sea, que se baje de la moto.
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