Visión Política

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Por Fernando Cruz López

El acarreo de Morena

El famoso dicho mil veces cacareado desde Palacio Nacional de que “no somos iguales”, ayer quedó demostrado que es una vil mentira, una incongruencia, una frase electorera, y un eslogan muy quemado, pues la visita de la casi candidata presidencial de Morena a tierras oaxaqueñas, demostró el poder del acarreo, demostró la operación de estado a favor de quien el Presidente decidió que fuera su sucesora.

Desde que en Oaxaca supieron que ayer domingo estaría en estas tierras la Coordinadora Nacional de Defensa de los Comités de la Cuarta Transformación, Claudia Sheinbaum Pardo, comenzó la gran movilización morenista, presidentes municipales, funcionarios y hasta líderes del PRI, iniciaron la organización para llenar el Auditorio Guelaguetza, sede del gran evento en donde la candidata presidencial les hablaría a los morenistas del estado.

Hablar de lo que prometió, de lo que dijo y de su plataforma política, está demás, ya todo mundo ha hablado de eso, hoy quiero centrar mi atención y mi comentario en el fenómeno del acarreo, ese que los de Morena dicen que no les gusta practicar y que, sin embargo, vimos ayer al más viejo estilo priistas, las mismas prácticas, los mismos movimientos, todo igual a como lo hacían los viejos dinosaurios del PRI que parece revivir hoy en día en Morena.

El acarreo de militantes partidistas ha sido objeto de controversia en diversos países, y es comprensible, por qué, por un lado, aquellos que lo defienden argumentan que es una forma legítima de movilizar a los seguidores y demostrar fuerza política. Sostienen que, al final del día, cada partido busca destacar y ganar elecciones, y el acarreo puede ser un medio para lograrlo, por eso en morena este fenómeno es parte fundamental de sus actividades y no importa cuanto hay que invertir para hacer que el acarreo sea exitoso, ayer lo vimos.

Sin embargo, es necesario reflexionar sobre los aspectos negativos de esta práctica. En primer lugar, el acarreo puede distorsionar la percepción de la realidad política. Un mitin abarrotado de personas puede dar la impresión de un amplio apoyo, cuando en realidad no es representativo de la voluntad real de la población. Esto puede generar una falsa imagen de popularidad y desinformar a los votantes.

Además, el acarreo puede ser considerado una forma de manipulación de la voluntad popular. Al trasladar a personas desde diferentes lugares, se está influyendo en su libertad para decidir con plena autonomía a quién apoyar. En lugar de permitir que los ciudadanos elijan libremente, esta práctica busca generar una apariencia de respaldo masivo, lo cual puede ser considerado una táctica engañosa y antidemocrática, pero dicen los morenistas que no son iguales.

La democracia debe fomentar el debate plural y la convivencia pacífica entre diferentes corrientes políticas, y el acarreo de militantes puede ir en contra de estos principios, pero eso no importó para nada ayer, la orden fue llenar el Auditorio Guelaguetza y en eso se pusieron a trabajar todos los organizadores, la intención era hacerle creer a la favorita del presidente que en Oaxaca se le quiere y se le apoya masivamente.

Si el objetivo era llenar el auditorio con miles de acarreados, pues los organizadores cumplieron, pero eso no indica que en Oaxaca la señora Sheinbaum sea la favorita de todos los oaxaqueños, el que hubieran llenado el auditorio con miles de acarreados, no significa que todos los ciudadanos acudirán a las urnas en el próximo proceso electoral a votar por la que fue impuesta por el dedo presidencial.

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