Límites en el acceso a educación, empleo o salud, e incluso en el mismo proceso de desarrollo de la identidad, rechazo por parte de la familia o amigos hasta recibir actos de violencia física que pueden terminar con la vida de las personas, son algunos de los obstáculos que las mujeres homosexuales reciben en el ejercicio de sus derechos.
Dichos obstáculos –en muchas ocasiones – derivan de prejuicios basados en aspectos socioculturales que enmarcan el actuar social de una región, la valoración positiva que se le otorga a la heterosexualidad por sobre las orientaciones sexuales diferentes a esta y que recaen particularmente en las mujeres que se reconocen con una orientación distinta a lo que socialmente es aceptado.
La orientación sexual es aquella atracción física, emocional, erótica o afectiva que se siente hacia otra persona y que puede ser del mismo sexo (lesbiana o gay), el sexo opuesto (heterosexual), ambos sexos (bisexual).
A pesar del avance social, algunos rasgos culturales enmarcados en un patriarcado son visibles en muchos lugares, favoreciendo con ello una doble discriminación para las personas lesbianas, por su doble condición, de mujer y homosexual.
De acuerdo al Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred); la discriminación es la negación del ejercicio igualitario de libertades, derechos y oportunidades para que las personas tengan posibilidades iguales de realizar sus vidas.
Al día de hoy, aún existen lugares en donde las mujeres que revelan su orientación sexual reciben ataques constantes y son obligadas a casarse o enfrentar torturas, insultos y violaciones como una estrategia bajo la idea errónea de modificar aquella orientación.
Sensibilizar a la población en un marco de respeto e inclusión, para generar un cambio de pensamiento que incluya a todas las personas por igual, y con ello evitar las consecuencias de la distribución desigual e injusta de los derechos y libertades universales.