Tijuana.- Unos 200 centroamericanos que viajan en caravana y quieren pedir asilo en Estados Unidos aguardaban este lunes en la frontera por segundo día consecutivo para entregarse a inspectores estadounidenses, los cuales dijeron que carecen del espacio suficiente para retenerlos.
Luego de atravesar México durante un mes bajo la mirada vigilante del gobierno del presidente estadunidense Donald Trump, los migrantes se toparon el domingo con un giro inesperado cuando el comisionado de Protección Fronteriza Kevin McAleenan dijo que el puesto de control en el cruce fronterizo de San Ysidro, en San Diego, se “había llenado”. La agencia federal dijo el lunes en un comunicado que no podía calcular cuándo volvería a aceptar nuevas solicitudes de asilo.
Al menos 50 personas, muchos de ellos mujeres y niños, acamparon con mochilas y cobijas en Tijuana, afuera de la entrada mexicana al cruce fronterizo. La multitud creció el lunes, reunida detrás de verjas de metal que las autoridades mexicanas colocaron para evitar obstruir el paso de otras personas que ingresan a Estados Unidos para trabajar, ir a la escuela o de paseo.
Las autoridades mexicanas permitieron el domingo que otro medio centenar pasara por un punto de control resguardado por funcionarios mexicanos para poder cruzar un puente, pero al otro lado fueron detenidos en la entrada del área de inspección estadounidense. Ellos esperaron afuera de la instalación, técnicamente en territorio mexicano, sin saber cuándo las autoridades estadounidenses les permitirían solicitar asilo.
Irineo Mújica, de Pueblos Sin Fronteras, el grupo activista que organiza la caravana, dijo que los migrantes que quieren solicitar asilo y cruzaron el puente seguían el lunes en un área de espera, en territorio mexicano. Consideró que las autoridades estadounidenses le están negando el ingreso a los migrantes con el fin de presionarlos a que no soliciten asilo.
“Cuando dicen que están a capacidad, es solamente una patraña para dejar, no atender y evadir su responsabilidad sobre los casos de asilo”, afirmó Mújica.
La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza dijo el domingo que volverá a aceptar pedidos de asilo en el puesto de control de San Diego cuando tenga más espacio y recursos.
La instalación fronteriza en San Ysidro, que divide San Diego y Tijuana, tiene una capacidad para unas 300 personas, lo cual quiere decir que el cuello de botella tal vez dure poco. La agencia procesó unos 8.000 casos de asilo de octubre a febrero en ese cruce, o sea unos 50 por día.
En el 2016, miles de haitianos que querían entregarse a las autoridades en el cruce de San Diego sobrecargaron el servicio de ese lugar, por lo que se creó un sistema de boletos para ellos. En un momento dado, los haitianos tuvieron que esperar en Tijuana más de cinco semanas hasta que les tocara su turno.
Trump ha criticado la caravana varias veces desde que ésta comenzó en México el 25 de marzo cerca de la frontera con Guatemala y partió rumbo a Tijuana. La semana pasada, el presidente dijo a sus simpatizantes en un correo electrónico que la caravana tenía que ser detenida.
Hizo sus exabruptos mientras su gobierno prometía poner fin a lo que las autoridades llaman “resquicios legales” y políticas de “agarrar y soltar”, las cuales permiten que los solicitantes de asilo salgan en libertad y se queden en Estados Unidos mientras su caso es procesado en los tribunales, lo cual puede tomar años.
“Agarrar y soltar es ridículo”, dijo Trump el lunes en una conferencia de prensa con el presidente nigeriano Muhammadu Buhari en la Casa Blanca.
Si ellos ponen un pie en nuestra propiedad, si tocan nuestro país, en esencia los detienes y los sueltas en nuestro país. Eso no es aceptable para nadie”, afirmó.
El secretario de Justicia Jeff Sessions calificó la caravana de “esfuerzo deliberado para socavar nuestras leyes y sobrecargar nuestro sistema”.
La secretaria de Seguridad Nacional Kirstjen Nielsen dijo que las solicitudes de asilo serán resueltas de “manera eficiente y rápida”, y advirtió que cualquier persona que haga declaraciones falsas podría enfrentar cargos. Nielsen agregó que los solicitantes de asilo primero deberían buscar protección en el primer país seguro que encuentran, incluido México.
Los solicitantes de asilo no parecieron desalentados por las demoras.
La salvadoreña Elin Orellana, de 23 años, quien está embarazada, dijo que está escapando de la pandilla MS-13, blanco favorito de Sessions y Trump debido a los asesinatos brutales que ha cometido en Estados Unidos.
Orellana dijo que su hermana mayor fue asesinada por una pandilla en El Salvador, por eso ella está tratando de reunirse con sus familiares en el área de Kansas City.
“La lucha vale la pena”, dijo el domingo mientras acampaba afuera de la entrada mexicana al cruce fronterizo.
Fuente: Excélsior