La construcción del edificio H de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) en las inmediaciones del Espacio Escultórico y de otras edificaciones en el campus universitario, son “autogoles” que la misma UNAM marca en su propia cancha y padecen “los mismos pecados” que cometen las grandes inmobiliarias que impunemente construyen en la Ciudad de México, estimó el investigador decano, Alejandro Suárez Pareyón, profesor de la Facultad de Arquitectura desde hace más de 40 años.
“Yo creo que edificios como el de la Facultad de Ciencias Políticas y otros más, son autogoles; el tema es que los edificios internos de Ciudad Universitaria, fuera del perímetro fundacional de CU que esta declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad, son obras posteriores y han sido desarrolladas a partir de decisiones de proyecto de la Dirección General de Obras de la UNAM; claro, está dentro de sus atribuciones pero el problema es la calidad de estos edificios”, dijo.
Suárez Pareyón participó en la primera jornada del Foro Ciudad, patrimonio mercado inmobiliario que se lleva a cabo en la Universidad para “insistir en el debate” que suscitó la construcción de un proyecto inmobiliario de 27 pisos que se pretende erigir a menos de 50 metros del límite del campus declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2007. “Estas decisiones internas de la UNAM han padecido o tienen los mismos pecados, por decirlo así, del Gobierno de la Ciudad, o sea, se deciden sin pedir opinión, entonces pues tenemos que iniciar por actuar en la casa propia”, agregó.
Ayer, mientras se desarrollaba el foro, la UNAM emitió un comunicado en el que admite que la construcción de una edificación en el predio de Copilco 75 podrá tener una altura de hasta 30 metros. La propuesta, presentada a “las autoridades competentes del gobierno capitalino”, señaló la UNAM, “establece la construcción de una edificación con una altura máxima de 30 metros en el predio ubicado en Copilco número 75, colonia Copilco el Bajo, delegación Coyoacán, motivo del amparo presentado hace algunas semanas por la Universidad”.
Para Suárez Pareyón, quien participó en el reordenamiento del Centro Histórico, en CU “hay varios ejemplos relativamente recientes, por ejemplo el edificio de (Unidad de) Posgrado de la UNAM es un super autogol, “la dona”, como la bautizamos, además es una dona mordida, ni siquiera esta completa, tiene muchas críticas que se le hacen todos los días a los que tienen que vivir ahí y en Ciencias Políticas por supuesto, pero no nada más eso, hay más, el MUAC por ejemplo”.
El debate en torno a las construcciones indiscriminadas en CU revivió en 2015 cuando la FCPyS construyó el edificio H y un grupo de artistas y expertos consideraron que con la obra se afectó la visual del Espacio Escultórico. El año pasado, una nueva polémica se desató con los planes de una inmobiliaria privada que pretende construir una torre que colinda con el área del campus universitario reconocida por la UNESCO. Actualmente el proyecto se encuentra suspendido y la máxima casa de estudios promueve un amparo para detenerlo.
El arquitecto universitario habló de su experiencia en el reordenamiento del Centro Histórico capitalino y afirmó que los problemas que existían en esa zona son similares a los que ahora aquejan a CU. El campus, señaló, está fraccionado entre la delegación Álvaro Obregón y Coyoacán.
“En CU estamos en un dilema; Coyoacán tiene un ordenamiento con programas parciales que no incluyen a Ciudad Universitaria, no es un programa parcial y hay un ordenamiento en Álvaro Obregón que también tiene programas parciales pero no incluye a Ciudad Universitaria. En esta locura de ordenamientos y planteamientos tenemos la situación de una declaratoria de Patrimonio Cultural de la Humanidad que no tiene posibilidades de salir avante si lo que se está planteando en los ordenamientos territoriales de esta zona simplemente ignoraron a CU”.
En la primera jornada del foro que continuará el 16 de mayo próximo en el Auditorio del MUCA Campus, los ponentes coincidieron en que existe un marco de impunidad de intereses inmobiliarios a los que se ha sometido la autoridad.
Fuente: Excélsior