Huesos en manicomio de EUA arrojan luz sobre enfermedades del siglo XIX

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Algunas de las cajas apiladas en el laboratorio de la antropóloga Molly Zuckerman contienen huesos completos: un cráneo, una mandíbula o una pierna. Otros contienen solamente bolsas plásticas con fragmentos de huesos que la científica describe como gravilla.

Esos restos son parte de los 7 mil cadáveres que fueron sepultados en un antiguo manicomio en Misisipi, sitio que ahora está en los terrenos del Centro Médico de la Universidad de Misisipi en Jackson. Los investigadores planean exhumar los restos, crear un memorial y estudiarlos.

Los individuos presentan esa imagen asombrosa de la vida y la salud y la biología humana en Misisipi en un periodo turbulento que se extendió desde la Guerra Civil hasta la Reconstrucción y la era de Jim Crow (segregación), señaló Zuckerman, que opera su laboratorio en el campus de la universidad estatal de la localidad, en Starkville. Esto puede proveer un entendimiento muy rico, contextualizado y muy detallado, además de personal de cómo ha cambiado la salud a través del tiempo y cómo fue influida por factores estructurales tales como pobreza, racismo y marginación.

El Asilo para Lunáticos del Estado de Misisipi operó desde 1855 hasta 1935 y albergó a unos 35 mil pacientes de todo el estado. Los que fallecían mientras estaban institucionalizados eran sepultados allí si los familiares no reclamaban el cadáver.

Aunque los estudiosos tienen información limitada sobre los sepultados en el sitio, Zuckerman explicó que muchos sufrieron sífilis y enfermedades mentales asociadas en una época anterior al uso de antibióticos. En una era en la que no se entendían bien los problemas mentales, otros padecían desde esquizofrenia hasta depresión pos parto. Los antecedentes económicos y raciales parecen haber variado.

Bolsones de restos han sido hallados en el campus de la universidad desde los años 90. Pero durante un estudio en 2012 para una construcción de caminos, los arqueólogos hicieron el asombroso descubrimiento de que hay por lo menos de 3 mil a 7 mil cadáveres.

Fuente: La Jornada