El Real Madrid se coronó Campeón de la Champions League al vencer 3-1 al Liverpool, en un partido raro, sin un ritmo muy fluido y que se recordará por la lesión de la figura de los ingleses, Mohammed Salah, el increíble gol de chilena de Gareth Bale y los errores infantiles del portero del Liverpool, Loris Karius.
El Liverpool comenzó mejor el partido. De los pies de un inspiradísimo Mané, los Reds ahogaban al Real Madrid, obligándolo a cometer errores con el balón, y proyectando al frente con enorme velocidad en el momento en que lo recuperaban.
Así, en esos primeros minutos, aún sin poner peligro demasiado claro, los ingleses dispararon varias veces al marco de Navas. Primero fue Wijnaldum, luego Firmino.
Los defensas del Madrid se multiplicaban y trataban de liberar la presión. Los merengues intentaban salir al contragolpe pero, hasta ese momento, nada les salía.
Lá más clara llegó al 23, cuando Firmino recibió una pelota en el punto de penalti, tardó un poco en disparar y eso le dio tiempo a Ramos de rechazar. El rebote, sin embargo, le cayó a Alexander Arnold, que mandó un potentísimo tiro, bien contenido por Navas. Dos minutos después, sin embargo, cambió la historia.
En una jugada que se recordará por mucho tiempo, Sergio Ramos jaló a Mohammed Salah del brazo hasta tirarlo al suelo. El egipció cayó de fea manera y se lesionó el hombro, al punto que tuvo que abandonar el partido lesionado. Desde ese momento, el partido cambió por completo.
Jurgen Klopp hizo un cambio defensivo, al meter a Lallana, y su equipo pasó de un 4-3-3 a un 4-5-1, dándole la pelota y el control del partido al Madrid. Los merengues entonces tomaron el control del partido y el Liverpool dejó de ser peligroso. Al ’43, parecía que Benzema dejaba plasmado ese dominio en las redes pero su remate fue anulado correctamente por un fuera de lugar de Cristiano. Y así acabó el primer tiempo.
El segundo tiempo comenzó con un Liverpool nerviosísimo, sin conexión ofensica y perdiendo balones en defensa. Como consecuencia de una de esas entregas equivocadas, Isco quedó solo dentro del área de los Reds, con sólo Karius por vencer. Increíblemente, levantó su disparo demasiado y la pelota reventó el travesaño. Se había salvado el Liverpool, pero vendría algo peor.
Al minuto 51, un pase largo de Modric fue fácilmente controlado por Karius. El portero alemán quiso salir rápido con las manos y estrelló la pelota en el pie extendido de Benzema. El rebote se fue lentamente a las redes ante la incredulidad del estadio entero. Era probablemente el gol más tonto en la historia de la Champions y le daba la ventaja al Madrid.
Parecía entonces que el los ingleses se derrumbarían anímicamente, pero sucedió exactamente lo contrario. Se lanzaron al frente y consiguieron el empate de inmediato. Corner por la banda izquierda, Lovren le ganó por arriba a Ramos y Mané punteó hacia la red. 1-1 y todo como al principio.
El partido, sin embargo, ya había metido la cuarta velocidad y no iba a parar. Al punto que la siguiente jugada ofensiva fue de esas que se recordará por los siglos de los siglos.
Al minuto 63, Marcelo tomó una pelota por la banda izquierda y mandó un centro elevado en diagonal, con más ganas que intención. Ahí estaba Gareth Bale, que acababa de entrar al campo por Isco. El galés midió el envío y se sacó del sombrero una chilena increíble, incomparable, que se fue a alojar al fondo de la portería de Karius. Golazo para repetir y repetir.
Tres minutos más tarde, el Liverpool se quedó a centímetros del empate. Fue una vez más el incombustible Mané, con un fuerte disparo raso, que se estrelló en el poste de Navas. Fue el canto del cisne de los Reds, pero no el final de las emociones en esta final tan extraña.
Al 83’ cuando los agotados ingleses buscaban el empate sin mucho orden, el Real Madrid volvió a encabezar un contragolpe. La pelota le quedó de nuevo a Bale, que mandó un disparo potente desde fuera del área, pero justo donde estaba el portero Karius. El alemán levantó las manos, pero el balón se le escurrió dramáticamente y volvió a terminar en la red. Nuevo error y nuevo gol. Y de este ya no habría retorno.
Y así se escribió la historia. Con algo de suerte y un poco de genio, el Madrid ganó su décimo tercera Champions, que su afición celebró en las tribunas cantando “somos los reyes de Europa”.
Con información de: Medio Tiempo