Entendible rechazo

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Es bastante entendible que la guardia nacional en nuestro país tenga una pésima imagen entre la gran mayoría de los mexicanos y eso se debe principalmente a sus constantes desatinos, a su participación en ilícitos y la corrupción de muchos de sus elementos, varios de los cuales han sido evidenciados cometiendo diversos delitos.

Desde su creación, la participación de las fuerzas armadas en tareas de seguridad pública ha generado preocupaciones y desconfianza en el pasado, debido a los constantes abusos de autoridad, violaciones a derechos humanos y la militarización de la vida civil. Esto ha dejado una huella en la percepción de la población.

Desafortunadamente, en México persisten problemas de corrupción, impunidad y desempeño deficiente en algunas instituciones de seguridad, aunque se nos repita hasta el cansancio todos los días desde Palacio Nacional, que nuestro país está en paz, que vamos muy bien y que nuestro país es muy seguro, sin embargo, estas mentiras que pretenden hacerlas pasar como verdades, han generado escepticismo sobre la capacidad y la integridad de las nuevas fuerzas de seguridad, como la Guardia Nacional.

En la actualidad hay una profunda preocupación de que la Guardia Nacional, al estar bajo el mando de la Secretaría de la Defensa Nacional, como se pretende en el llamado plan C del presidente López Obrador, profundice la militarización de la seguridad pública, lo cual podría derivar en violaciones a derechos humanos y un distanciamiento entre la población y las fuerzas de seguridad.

Algunos sectores de la sociedad consideran que la implementación y el desempeño de la Guardia Nacional carecen de suficiente rendición de cuentas y transparencia, lo cual alimenta las sospechas sobre el uso político o abusivo de esta fuerza. Vemos por ejemplo su nulo desempeño en pueblos de guerrero donde los criminales se pasean impunemente frente a la Guardia y estos hasta los saludad y les sonríen.

La Guardia Nacional se compara con otras corporaciones policiacas que han sido señaladas por actos de corrupción, violencia o complicidad con el crimen organizado, lo cual genera recelo sobre su verdadera vocación, esa misma situación provoco la desaparición de la policía Judicial Federal y la misma policía federal de caminos, que cuidaban más a los criminales que a los ciudadanos.

Para revertir esta percepción negativa que se tiene en la actualidad de la Guardia Nacional, sería importante que el gobierno que encabezara Claudia Sheinbaum fortaleciera los mecanismos de control, supervisión y sanción de cualquier abuso o irregularidad por parte de este cuerpo de seguridad. Además, se requiere un mayor esfuerzo por generar confianza y acercamiento con la ciudadanía a través de una genuina rendición de cuentas, transparencia y apego irrestricto al respeto de los derechos humanos. Lo anterior sabemos que es un tremendo desafío, pero es fundamental trabajar para construir una fuerza de seguridad pública que goce de la confianza y el respaldo de la sociedad mexicana.