México ocupa el primer lugar en embarazo adolescente de entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) con una tasa de fecundidad de 77 nacimientos por cada mil adolescentes de 15 a 19 años.
El 23% de las y los adolescentes inician su vida sexual entre los 12 y los 19 años. De estos, 15% de los hombres y 33% de las mujeres no utilizaron ningún método anticonceptivo en su primera relación sexual.
El embarazo en la adolescencia es el resultado de la ausencia de poder de decisión, de la falta de educación en materia de salud sexual y el pleno conocimiento de los métodos anticonceptivos existentes, como el uso correcto del condón masculino o femenino.
Mantener relaciones sexuales sin protección no solo significa la posibilidad de un embarazo en edad temprana, sino también el riesgo de adquirir una Infección de Transmisión Sexual (ITS) como el VIH.
El condón masculino es de los métodos anticonceptivos más populares, es una forma simple y barata de prevenir embarazos no planeados e ITS, es un método de barrera que evita el intercambio de fluidos corporales en donde los microorganismos o virus, que pudiesen entrar al cuerpo de la persona en el contacto sexual.
Las consecuencias del embarazo en la adolescencia afectan no solo la salud de las mujeres jóvenes que aún se encuentran en crecimiento y por lo tanto no cuentan con las características propias para la gestación óptima del bebé, situación que en muchas ocasiones termina induciendo un aborto. Por otra parte, las adolescentes atraviesan por dificultades que repercuten de manera directa en su salud mental, como los matrimonios infantiles, soluciones a las que son orilladas por presiones familiares en donde Oaxaca, con un 39.17% ocupa el tercer lugar a nivel nacional después de Chiapas y Guerrero.
El incremento en el número de embarazos adolescentes representa el decremento de la permanencia de las y los adolescentes en la escuela y con ello disminuye el acceso a oportunidades sociales y laborales, limitando de manera significativa la calidad de vida y el desarrollo social.
La educación es la respuesta más efectiva para eliminar el incremento de embarazos en jóvenes menores de edad, generar estrategias que brinden las herramientas para tomar decisiones adecuadas, así como la información requerida para el desarrollo de una sexualidad responsable como el uso correcto del condón, es indispensable para formar jóvenes conscientes de su presente y porvenir.