Escuintla. El volcán de Fuego en Guatemala, que hace tres días desató su furia en una erupción que dejó al menos 75 muertos y 192 desaparecidos, sigue sin dar tregua a las comunidades del sur del país con nuevas explosiones y deslaves.
El Instituto de Vulcanología (Insivumeh) aseguró que el coloso registra este miércoles varias explosiones débiles, en un rango de 4 a 5 por hora, que generan una columna gris de ceniza a 4 mil 700 metros de altura.
“Las explosiones generan avalanchas moderadas que tienen un recorrido aproximado de 800 a mil metros y en su trayecto levantan material fino a una altura de unos 100 metros”, agregó la institución en un reporte.
“Persiste la ceniza en el ambiente”, sentenció.
El pasado domingo, el volcán registró la erupción más fuerte en las últimas cuatro décadas, que ya se cobró la vida de 75 personas mientras que 192 están desaparecidas tras desatar una avalancha de material volcánico que sepultó a comunidades del poblado sureño de Escuintla.
También dejó 44 personas heridas, 12 mil 089 evacuadas de las cuales tres mil 319 fueron llevadas a albergues, según precisa un balance dado este miércoles por la Coordinadora para la Reducción de Desastres (Conred), ente a cargo de la protección civil.
A pesar de las condiciones adversas, cientos de rescatistas, policías y militares ingresaron a la ahora llamada “zona 0” para reanudar las tareas de búsqueda de desaparecidos.
Un grupo de agentes de policía fue designado para marcar con tinta roja las viviendas que ya fueron revisadas en medio de la búsqueda de desaparecidos.
Un nuevo deslave del coloso, de tres mil 763 metros de altura y situado 35 km al suroeste de la capital, obligó la tarde del martes a suspender las labores de rescate de víctimas y siete comunidades de Escuintla fueron evacuadas.
Los científicos dijeron que una sobrevuelo matutino confirmó que la lava ha llenado completamente la Bahía Kapoho. La lava ha inundado la mayor parte de Vacationland y ha cubierto todo excepto la parte norte de Kapoho Beach Lots.
La lava ha estado fluyendo por fisuras que se abrieron en los barrios residenciales el mes pasado.
Fuente: La Jornada