Muy temerarias y osadas, además de imprudentes y groseras, son acusaciones y señalamientos que el ex senador Benjamín Robles Montoya, dueño en Oaxaca del Partido del Trabajo, hizo ayer vía redes sociales en contra del gobernador del estado Salomón Jara, a quien acusó de tener vínculos con grupos delincuenciales, eso es muy grave, muy delicado.
El que acusa está obligado a probar, y decir que el ejecutivo estatal tiene ese tipo de nexos con gente de dudosa reputación, obliga a Benjamín Robles no solo a salir a los medios de comunicación y darle vuelo a la tremenda amargura que hay en su corazón, si como dice que le consta y que sostiene sus dichos, pues hay instancias judiciales a las que no tiene, está obligado a presentarse para formalizar sus señalamientos y acusaciones y si como dice tiene el respaldo del pueblo, no debe tener miedo a nada, pues el pueblo lo cuida.
Me pregunto ¿Si Benjamín Robles Montoya hubiese ganado su reelección al senado de la República, estaría haciendo esas acusaciones? Estoy seguro que no, pero como el pueblo que dice que lo quiere le dio rotundamente la espalda en el reciente proceso electoral, ahora tiene que buscar culpables, solo que escogió muy mal a su enemigo, pues no se puede meter uno con un gobernador y esperar que nos aplaudan.
Si todo lo que dijo en su denuncia pública Benjamín Robles Montoya es verdad, le consta y tiene pruebas, pues que acuda a la fiscalía del estado, y si desconfía de esta instancia, porque dicho sea de paso no tiene nada de independiente, pues que pida el apoyo de la Fiscalía General de la República y que se proceda, que se inicien las investigaciones y que se llegue hasta las últimas consecuencias.
Sin embargo, en su grotesca denuncia, lo único que se pudo notar es la tremenda amargura que hay en su corazón, porque descubrió que ese pueblo oaxaqueño que dice que lo ama, en realidad le dio la espalda, optó por caras nuevas, decidió seleccionar a otras personas para que los represente en el senado de la República, eso fue lo que realmente indignó al ex legislador federal que ahora se rasgó las vestiduras y que de aquí en adelante se dirá perseguido político, se asumirá como una victima del gobierno estatal, cuando la verdad es que el pueblo Oaxaqueño, al menos la gran mayoría ya no lo quiere en Oaxaca, esa es la gran verdad.
Hay que decirlo también, el electorado Oaxaqueño le dio la espalda a Benjamín Robles Montoya, porque en cada proceso electoral, si no es Él, es su esposa o su incondicional Doroteo Castillejos, entre ellos se han repartido todo el tiempo las posiciones políticas y el dinero que el IEECO le da a su partido, de las bases ni se acuerda, pero el pueblo si tiene memoria y se lo demostró en las urnas, le dejó en claro a toda esa familia de origen michoacana que en Oaxaca ya no tienen futuro político, ya vivieron y muy bien abanderando las carencias y necesidades de los Oaxaqueños más pobres y estos ya despertaron y en las urnas le dieron la espalda.